Evidencias de contacto con el más allá
Las últimas investigaciones demuestran que el contacto con allegados fallecidos es bastante común y que muchos de esos casos podrían constituir una evidencia de la existencia de un más allá
Uno de los enigmas más antiguos que persiguen al ser humano es la existencia de vida después de la muerte. Directamente ligado a este misterio hay otro no menos intrigante: ¿podemos comunicarnos con nuestros difuntos? Resolver afirmativamente esta segunda incógnita supondría confirmar también la primera. Atraparíamos dos pájaros con una sola respuesta.
Alrededor del 35-40% de la población habría creído recibir mensajes del más allá inesperadamente
Pues bien, a lo largo de la historia no faltan testimonios de encuentros con nuestros fallecidos. Incluso abundan las presuntas técnicas y dispositivos para lograrlo, como la ouija, la mediumnidad o las psicofonías. Diferentes científicos, en cambio, han prestado atención a otras formas de tratar con los muertos de una manera menos preconcebida. Son las denominadas Comunicaciones Después de la Muerte espontáneas o ADC por sus siglas en inglés (After-Death Communication). Una revisión de estudios sobre ADC realizada en 2011 por Jenny Streit Horn, de North Texas University, reveló que estamos ante un fenómeno muy común. Según sus estimaciones, alrededor del 35-40% de la población habría creído recibir mensajes del más allá inesperadamente y con independencia de la edad, raza o religión. La comunicación con el fallecido habría tenido lugar especialmente durante la resolución del duelo y resultó útil para sobrellevar con mayor serenidad dicha pérdida.
No obstante, esta abundancia de experiencias personales fueron, en su mayoría, contactos privados y muy subjetivos. No suponen una evidencia con la suficiente carga probatoria para confirmar la vida después de la muerte ni la transmisión de mensajes desde el otro lado. El investigador Ken R. Vincent, autor de obras como Visions of God from the Near Death Experience, ha tratado de acabar con esa incertidumbre y ha buscado indicios más sólidos de esta clase de interacción con los finados. Vincent ha elaborado un estudio de testimonios ADC a partir de los miles recopilados por la After-Death Communication Research Foundation (ADCRF), una organización que lleva desde el año 2000 ofreciendo su página web para que cualquiera pueda registrar allí libremente las experiencias de este tipo que haya vivido.
REQUISITOS PROBATORIOS
De los miles de casos archivados durante estas dos décadas por la ADCRF, Vincent solamente ha escogido aquellos que podían ofrecer una evidencia más fuerte, entendiendo por tal, aquellas historias que cumplieran los siguientes requisitos:
• La comunicación después de la muerte (ADC) debería ser una experiencia espontánea de comunicación con un amigo o familiar fallecido.
• Se excluye directamente el uso de médiums, psicomantes, hipnosis, drogas u otras formas de nigromancia.
• Los casos probatorios seleccionados se limitarán al contacto visual, auditivo, táctil significativo o a la sensación de presencia.
• Quedarían excluidas otras formas de comunicación más indefinidas como los olores, orbes, mariposas fuera de temporada, arcos de lluvia dobles, relojes que se ponen en marcha y se detienen, luces que parpadean y demás "signos" similares sujetos a amplia interpretación.
• Finalmente, se incluirán las vivencias protagonizadas por personas despiertas, dormidas o intermedias.
Un 20,1% de los casos archivados por la fundación serían en su opinión probatorios de una comunicación cierta con los fallecidos
En cuanto al contenido de las ADC, Vincent consideró tres categorías que manifestarían a su juicio pistas incontrovertibles de comunicación con el más allá: apariciones ocurridas antes de que el sujeto experimentador del suceso supiera de la muerte del aparecido; manifestaciones o ADC ante múltiples testigos y, por último, apariciones que transmitieran al testigo una información por él desconocida. Establecidas todas estas exigencias, Vincent entresacó una muestra de 336 casos de los 1667 archivados por la fundación, es decir, un 20,1% serían en su opinión probatorios de una comunicación cierta con los fallecidos.
Obviamente, el trabajo de Ken R. Vincent presenta varias deficiencias metodológicas. La primera es que parte de testimonios de origen desconocido, puesto que cualquiera los puede escribir en la web de la ADCRF sin mayor verificación o cotejo de lo allí relatado. Sin embargo, la parte más aprovechable del estudio radicaría en el intento de establecer unas exigencias mínimas para determinar qué entendemos por indicios fuertes o probatorios en las ADC.
TRES CASOS EXTRAORDINARIOS
CASO 29. Su tía se le apareció en un sueño. Se despidió y le dijo que había muerto. Al despertarse gritando, su teléfono sonó. Era su hermana diciéndole que su tía acababa de morir.
CASO 630. Una joven y su prometido tuvieron la aparición de madrugada de su abuelo muerto. Aunque su abuelo no habló, tanto ella como su prometido oyeron: "Llama a tu madre y dile que la quiero". Cuando llamó a su madre, ésta estaba muy nerviosa, ya que también se le acababa de parecer el fallecido, pero empezó a calmarse al enterarse de la experiencia de su hija y su novio.
CASO 667. Un hombre fue a recoger las cosas del padre fallecido de su novia. Mientras estaba allí sintió una presencia en el baño y observó cierto brillo en la habitación. Cuando salió del baño, «sentí una mano en la nuca empujando mi cabeza hacia abajo y mi atención se fijó al instante en un cajón imperceptible cerca del suelo». Al abrirlo, encontró una libreta de ahorros del difunto con su novia como cotitular.
Comentarios (3)
Nos interesa tu opinión