El libro más raro del mundo
Un libro escrito en una lengua indescifrable, de autor desconocido, y con unas extrañas ilustraciones hallado por un librero lituano dio lugar al misterio del libro más raro del mundo. Por Sergio Basi.
En la Universidad de Yale se dedica una biblioteca entera a los llamados libros raros: literatura heterodoxa, insólita, que lejos de plantear respuestas al tema que tratan, como la mayoría de libros, sólo plantean un enigma tras otro. No es de extrañar que este mismo lugar constituya el ambiente idílico para hallar el manuscrito medieval más raro e indescifrable del mundo hasta la fecha inclusive para criptógrafos especialistas que participaron en la Segunda Guerra Mundial.
Se trata del Manuscrito Voynich, un libro de autor descononocido y lengua indescifrable que data, según el carbono 14, de la primera mitad del siglo XV. Su nombre es debido al librero lituano que en el siglo XIX lo obtuvo en Italia, Wilfred Voynich.
Está escrito en voychinés, el alfabeto sin identificar que se desarrolla a lo largo de todo el texto y que en un inicio fue considerado una invención burlesca con la que lograron timar al emperador Rodolfo II de Bohemia, que gustando de coleccionar rarezas, le dijeron que el libro en cuestión había sido escrito por el famoso alquimista Roger Bacon. Después de Rodolfo II de Bohemia sólo se conoce que lo tuvo un jesuita intentando sin éxito su traducción; luego se le pierde el rastro hasta que lo redescubre Voynich. No obstante, según la ley matemática de Zipf, una ley empírica que observa que todas las lenguas responden a un patrón concreto de repetición de sus palabras, nada se podría decir en contra de que fuera un verdadero idioma.
Este libro cuenta, además, con numerosas ilustraciones, muchas de ellas sobre botánica y astronomía así como, según Yale, "una gran variedad de dibujos en miniatura de desnudos femeninos, sumergidos en fluidos e interactuando de forma extraña con tubos" hecho a veces asociado a la idea de ritos cátaros de suicidio asistido. Todas estas imágenes han suscitado numerosas hipótesis que siguen sin resolver mucho sobre su misterio. Una de ellas la planteó en 2014 Arthur Tucker, que sostenía Mesoamérica como posible origen del manuscrito dado el parecido que tienen los dibujos a las ilustraciones que ya se hacían en México más o menos en las mismas fechas que datan el manuscrito.
Se ha sostenido también la teoría de que el libro podría ser un tratado de juventud sobre biología escrito por Leonardo da Vinci; también ha llegado a considerarse un tratado alquímico encriptado para evitar ser perseguido por la autoridad religiosa, escrito por John Dee, una importante figura que aconsejó a la mismísima reina Isabel I de Inglaterra o, entre otras cosas, pronosticó la derrota de la Armada Invencible. Otros nombres que han aparecido a la hora de atribuirle una autoría son Edward Kelley, el médium de John Dee que hablaba con los ángeles o Jacopus Sinapius, un experto en hierbas medicinales cuyo nombre se descubrió en la primera página del manuscrito aunque se considera un escrito posterior. La verdad es que ninguno de estos nombres ha resultado convincente y en los estudiosos se mantiene la incertidumbre.
Una de las pocas personas que ha logrado esclarecer algunos detalles ha sido Stephen Bax, un profesor de la Universidad de Bedfordshire ha descifrado hasta diez palabras como "cilantro", "enebro" o "taurus". También el ingeniero ruso llamado Nikolái Anichkin ha avanzado en el descifrado de este manuscrito ya que, después de muchas investigaciones sobre los alfabetos eslavos y sus sistemas de señas, ha sido capaz de encontrar un idioma más antiguo aún con unas características muy similares en sus letras respecto a las del libro. Con esto ha podido descifrar, entre otras palabras, "ropa de cáñamo", "comida", o "beber". Con estos descubrimientos la ingente tarea no ha hecho más que comenzar.
El Manuscrito Voynich, en fin, es todavía un completo misterio que no ha hecho más que generar numerosas preguntas a los mayores especialistas en materias como la literatura extraña y la criptografía. A día de hoy, la burgalesa Editorial Siloé ha sido seleccionada para la elaboración de 898 facsímiles del intrigante manuscrito. Es un auténtico enigma que gracias a esto tendrá más opciones de ser descifrado, aunque seguro que cuando así sea planteará muchos otros; igual que la historia a la que evoca: la de los por mucho tiempo enigmáticos jeroglíficos egipcios descifrados gracias a la Piedra de Rosetta y los esfuerzos de Champollion, dando lugar a nuevos misterios que todavía buscan ser resueltos.
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