El caso de transmigración del alma de la pequeña Romy
Con sólo tres años, la pequeña Romy dio infinidad de detalles de una hipotética vida anterior. Esta historia real es un caso de transmigracion del alma.
Joe Fisher nos reporta un apasionante caso de entre miles, el de la pequeña Romy Crees. Esta niña decía haber sido Joe Williams, esposo de Sheila y padre de tres hijos. Una y otra vez describía su casa y su muerte en accidente de moto. Tan persistentes fueron sus relatos con tan sólo tres años, que sus padres acordaron finalmente visitar a Hemendra Banergee, investigadora especializada en «memoria extracerebral». Una comisión investigadora partió con Romy hacia Charles City, tras recopilar multitud de datos por boca de la niña: «Yo fui a la escuela de Charles City»; «a mamá le duele la pierna aquí» (señalándose la pierna derecha); «mama Williams se llama Louise; hace tiempo que no la veo», «vivimos en una casa de ladrillos rojos». Aun estando la comisión de camino, la pequeña se revolvía en su asiento hablando sobre los gustos de quien había sido su madre en una vida anterior: «Tenemos que comprar flores, a mamá Williams le encantan las flores azules, y cuando lleguemos allí no podremos entrar por la puerta principal, sino por la trasera».
Alcanzado el destino, una de las predicciones no era correcta, la casa no era una casa de ladrillos rojos, sino un bungaló blanco. Previamente, la niña, presa de la excitación, había empujado la puerta principal, donde un cartel rezaba: «Por favor, por la puerta trasera», como ella había predicho. No hubo respuesta inicial a la primera llamada al timbre, pero al final, una anciana con el pelo lleno de horquillas abrió la puerta.
La otra información se ajustaba a la realidad, puesto que la anciana lucía un apretado vendaje en la pierna derecha. Se produjo una inmediata comunicación entre la pequeña y la anciana, se dieron besos y abrazos una vez la señora Williams hubo desenvuelto las flores, quedando desconcertada. La anciana reveló que el último regalo que recibiera de su hijo había sido un ramillete de flores azuladas.
Su perplejidad fue en aumento cuando la niña fue desgranando recuerdos familiares. «¿Dónde consiguió la niña tanta y precisa información?», exclamó la anciana. «Yo no conozco ni a vosotros ni a nadie de vuestra población». Entonces la mujer, que contaba setenta y seis años, explicó por qué vivía en un bungaló blanco, cosa que le había parecido extraña a la niña a su llegada. «Vivíamos en una casa de ladrillo rojo, pero fue destruida por un terrible tornado hace diez años. Fue Joe quien nos ayudó a construir la casa, e insistió en mantener la puerta principal cerrada en invierno».
La señora Williams interrumpió su conversación y se encaminó a la habitación de al lado, saliendo la niña tras ella. Al poco tiempo volvieron de la mano, la pequeña portaba un marco con la fotografía de Joe, Sheila y los niños tomada las navidades antes del accidente. «¡Los ha reconocido!», exclamó emocionada la mujer. El matrimonio de Joe y Sheila, los tres niños que siguieron, los nombres de otros parientes, el accidente de moto en el cual murieron Joe y Sheila cerca de Chicago, el incendio de la casa donde la anciana se quemó la mano, multitud de detalles posteriormente confirmados. Incluso la descripción precisa de las heridas sufridas por el matrimonio en el fatal accidente también fue comprobada. Nacido en 1937, Joe Williams, que había muerto dos años antes de que naciera Romy, era el quinto de siete hermanos.
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