Efectos cuánticos en el cerebro podrían explicar la conciencia humana
Un experimento postula que la conciencia humana puede estar arraigada en la física cuántica
La conciencia es cuántica según una investigación realizada por el físico Roger Penrose y el anestesiólogo Stuart Hameroff y que se ha centrado en los microtúbulos dentro de las células cerebrales.
Es complicado definir el concepto de conciencia porque la ciencia no puede estudiar algo que carece de materia o de cualquier tipo de fuerza o energía medible de ahí que la revista científica NewScientist se refiera al estudio como "teoría marginal".
No obstante, la idea de que los efectos cuánticos en el cerebro pueden explicar la conciencia ha superado una prueba clave.
Habida cuenta de que la anestesia enciende y apaga la conciencia, esto supone que unas estructuras cerebrales llamadas microtúbulos, actúan como nexo de nuestra experiencia consciente.
Los microtúbilos podrían permitir una ruptura en la estructura del espacio-tiempo que interrumpa la superposición cuántica
En la década de 1990, Penrose y Hameroff sugirieron que los microtúbulos, diminutos tubos huecos que forman los "esqueletos" de las células vegetales y animales, podrían permitir una ruptura en la estructura del espacio-tiempo que interrumpa la superposición cuántica, el principio fundamental de mecánica cuántica que postula que un sistema físico puede existir en dos estados al mismo tiempo.
Esta ruptura de las superposiciones, conocida como reducción objetiva orquestada (Orch OR) permite que exista la conciencia, según los científicos.
Con todo, hasta ahora, sigue siendo una incógnita cómo surge la conciencia a partir de un órgano como es el cerebro, compuesto de células activadas mediante impulsos eléctricos que crean recuerdos vívidos, pensamientos abstractos o sentimientos tan variados y confusos como el amor, la ira o la tristeza. Cómo construye imágenes mentales, acumula recuerdos, crea emociones o clasifica la realidad.
Nuestros cerebros están compuestos por células conocidas con el nombre de neuronas, y se cree que su actividad combinada genera la conciencia.
Cada neurona contiene microtúbulos, que transportan sustancias a diferentes partes de la célula. La teoría Penrose-Hameroff sostiene que los microtúbulos están estructurados en un patrón fractal que permitiría que se produjeran procesos cuánticos.
Este nuevo conocimiento de los fractales cuánticos podría sentar las bases para que los científicos comprueben experimentalmente la teoría de la conciencia cuántica.
De hecho, los experimentos realizados por Jack Tuszynski de la Universidad de Alberta en Canadá muestran que los fármacos anestésicos permiten que los microtúbulos vuelvan a emitir luz atrapada en un tiempo mucho más corto de lo que se pensaba originalmente. Descubrió que la luz atrapada dentro de una "trampa de energía" volvió a emitir después de un "retraso misterioso", un proceso que propone podría ser de origen cuántico.
En otras palabras, el proceso de conciencia podría estar detrás de la demora.
El bioquímico de la Universidad de Princeton, Gregory Scholes, está estudiando también los microtúbulos en busca de signos de efectos cuánticos similares. Los experimentos iniciales apuntan a un comportamiento colectivo de larga duración y alcance entre las moléculas en las estructuras. Ambos grupos planean probar ahora si los anestésicos que activan y desactivan la conciencia, tienen algún impacto en los microtúbulos. En su opinión, "hay una estructura y una sincronía asombrosas en los sistemas biológicos".
"No estamos al nivel de interpretar esto fisiológicamente, diciendo 'Sí, aquí es donde comienza la conciencia', pero puede ser", ha declarado Vlatko Vedral, físico cuántico de la Universidad de Oxford. "Incluso si pudieras afirmar que la división celular se basa de alguna manera en algunos efectos cuánticos, esto sería algo muy importante para la biología".
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