Descubren dos agujeros negros supermasivos en "rumbo de colisión"
Las fluctuaciones detectadas en un agujero negro reveló la presencia de un segundo agujero que "tira" del primero
Los agujeros negros supermasivos son objetos muy densos y oscuros, y de unas dimensiones colosales, del orden de varios cientos de millones de veces más grandes que nuestro Sol. Estos "mastondontes" del cosmos, según los científicos, se encuentran en el corazón de la gran mayoría –es posible que en todas– las galaxias del universo. Algunos de estos agujeros negros supermasivos tienen la peculiaridad de que emiten un jet o chorro de materia sobrealimentada (plasma) en dirección a la Tierra; en tal caso, tales objetos cósmicos se conocen como blazares.
Los investigadores no saben cómo se forman estos gigantescos agujeros negros, pero se ha planteado la hipótesis de que los agujeros negros más grandes del universo puedan tener su origen en la fusión de dos agujeros negros más pequeños. Ahora, esa teoría podría verse respaldada con el reciente hallazgo de un grupo de científicos, que ha publicado un interesante estudio en la publicación científica especializada The Astrophysical Journal Letters. Los autores de la investigación estaban realizando un seguimiento a unos 1.800 blazares detectados en distintos puntos del universo, cuando detectaron algo que les llamó la atención: uno de estos blazares, bautizado como PKS 2131-021, parecía fluctuar a intervalos extremadamente regulares; casi, explicaron los científicos, como si se tratase del tic-tac de un reloj.
Estos dos agujeros negros supermasivos llegarán a colisionar y fusionarse en algún momento dentro de unos 10.000 años
Al estudiar concienzudamente estas fluctuaciones, los investigadores comenzaron a sospechar que el origen de las mismas podría estar, muy probablemente, en la presencia de un segundo agujero negro que estaría "tirando" del primero. Tras realizar numerosos análisis, los científicos han llegado a la conclusión de que, casi con total seguridad, eso es exactamente lo que sucede, y que estos dos agujeros negros supermasivos –que se encuentran a unos 9 mil millones de años luz de la Tierra–, llegarán a colisionar y fusionarse en algún momento dentro de unos 10.000 años. Según los cálculos, estos dos agujeros negros gigantescos llevan la friolera de 100 millones de años moviéndose uno hacia otro, y ahora mismo comparten una órbita binaria, en la que orbitan entre sí cada 2 años y medio aproximadamente.
Hasta la fecha, los astrónomos tan solo habían detectado la existencia de otro par de agujeros negros "binarios", y se encontraban a una mayor distancia el uno del otro, pues orbitan entre sí cada nueve años. Según el estudio publicado por The Astrophysical Journal Letters, cuando finalmente los dos agujeros negros supermasivos por fin se fusionen, la violentísima colisión enviará ondas gravitacionales, perturbaciones en el tejido del espacio-tiempo que fueron predichas por Albert Einstein en su Teoría de la relatividad. Faltan todavía diez milenios para que eso suceda, pero los científicos responsables de la investigación creen que la observación y el análisis de los datos arrojados por PKS 2131-021 y otros agujeros negros binarios ayudará a comprender mejor cómo se forman este tipo de agujeros negros supermasivos, y lo que sucede cuando dos de ellos colisionan y acaban fusionándose.
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