Decodifican una señal de origen extraterrestre
Convierten la FRB 121102 a un archivo de sonido y se convencen de que podríamos estar ante una señal de una civilización extraterrestre

Desde hace más de una década, la astronomía viene registrando extrañas señales de radio provenientes del espacio interestelar. Se las conoce como Ráfagas Rápidas de Radio (FRB, por sus siglas en inglés) y su origen sigue siendo un enigma. Una de estas señales, además, denominada FRB 121102, desafía cualquier explicación convencional por lo que pronto se viralizó como “una señal de una civilización extraterrestre”. Se trata de una FRB solitaria y repetitiva, como se esperaría de un mensaje destinado a ser escuchado y decodificado.
El origen del misterio
Las FRB fueron descubiertas por primera vez en 2007 aunque en datos archivados en el año 2001. No obstante fue más tarde, en 2015, cuando los astrónomos pudieron captar una de estas ráfagas en tiempo real. La llamaron FRB 150418 y fue posible gracias al Observatorio Parkes, en Australia. Desde entonces, el número de detecciones ha aumentado considerablemente, con más de 30 de estas señales identificadas hasta la fecha.
Sin embargo, FRB 121102 ha sido la más desconcertante de todas. En 2015, el radiotelescopio de Arecibo en Puerto Rico detectó que esta señal no era un evento único, sino que se repetía en un patrón cíclico, algo inédito hasta ese momento. Durante 90 días, emite ráfagas de radio y luego entra en un período de silencio de 67 días, repitiendo este ciclo cada 157 días. Desde su descubrimiento, se ha registrado más de 200 veces.
En 2017, los astrónomos lograron localizar su origen en una galaxia enana situada a 3.000 millones de años luz de distancia, en la constelación de Auriga. En 2020, un estudio publicado en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society confirmó que solo otra FRB, en concreto la 180916.J10158+56, mostraba actividad periódica, aunque con un ciclo 10 veces más corto.

Un mensaje codificado en las estrellas
El divulgador científico Maximus Cresswell-Turner decidió analizar más a fondo las señales de FRB 121102 convirtiéndolas en archivos de sonido. Descargó una biblioteca de archivos de sonido generados a partir de nueve transitorios de radio dirigidos hacia FRB 121102 de una base de datos de la Universidad de Harvard. "Después de descargar estos archivos, -dice- me familiaricé de inmediato con el chirrido agudo en todos estos clips de 2 segundos: suenan como una exportación accidental de una pista a 100 veces su BPM normal.
Al ralentizar las grabaciones en un 1%, descubrió patrones sonoros sorprendentes: un zumbido oscilante en el rango de 20 a 400 Hz, muy similar al sonido de un motor alcanzando su capacidad máxima.
Los análisis revelaron dos aspectos inquietantes:
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Picos agudos de actividad en cuatro de los archivos, que parecían exhibir un efecto pulsante con tonos descendentes, similar al efecto Doppler.
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Frecuencias altas y bajas simultáneas en ciertos momentos, algo poco común en fuentes astronómicas naturales.
Esto ha generado un debate entre científicos y entusiastas de la búsqueda de inteligencia extraterrestre (SETI). Algunos argumentan que estos fenómenos pueden ser explicados por magnetares o púlsares altamente energéticos. Otros sugieren que podría tratarse de una tecnología alienígena transmitiendo una señal repetitiva con un propósito desconocido.
Entre estos últimos se encuentra el director del Centro Harvard-Smithsoniano de Astrofísica (CFA), Avi Loeb, quien asegura que podrían ser la evidencia de una tecnología extraterrestre de propulsión de naves interestelares.
Avi Loeb, cree que la FRB 121102 podría evidenciar tecnología extraterrestre para propulsiar naves interestelares
Loeb y Manasvi Lingam, de la Universidad de Harvard, examinaron si era factible crear un transmisor de radio lo suficientemente fuerte como para que fuera detectable a través de esas inmensas distancias.Según detallaron en un artículo del Astrophysical Journal Letters disponible on line, si el transmisor estuviera alimentado por energía solar, la luz que cae sobre un área de un planeta dos veces el tamaño de la Tierra sería suficiente para generar la energía necesaria. ¿Para qué construir semejante instrumento? Pues en su opinión para impulsar velas interestelares. La cantidad de energía involucrada sería suficiente para empujar una carga útil de un millón de toneladas, o alrededor de 20 veces los buques de crucero más grandes de la Tierra.

¿Nos están ocultando algo?
A pesar del creciente interés en estas señales, los organismos oficiales han mantenido un perfil bajo en cuanto a sus posibles implicaciones. Algunos teóricos de la conspiración creen que podría existir un esfuerzo deliberado por minimizar la importancia de FRB 121102 para evitar el pánico o el debate sobre inteligencia extraterrestre.
Otros aficionados a la astronomía, han seguido el ejemplo del joven canadiense Cresswell-Turner y han empezado a decodificar la FRB 121102 y han observado como el rango de tonos en todas las grabaciones se cortan desde el extremo bajo alrededor de los 400 Hz y también en el extremo alto a 15-20 kHz.
This is the FRB 121102 millimeter Pulse Radio, listen to the the Alien communication... pic.twitter.com/XwROjww5gp
— UFO mania (@maniaUFO) February 12, 2025
Si estas ráfagas son de origen artificial, la civilización que las emitió lo hizo hace 3.000 millones de años, cuando en la Tierra solo existía vida unicelular. ¿Podría tratarse de una especie antigua que anticipó la aparición de tecnología en nuestra galaxia y decidió enviar una señal en nuestra dirección? ¿Era un mensaje en una botella lanzada al espacio sin rumbo o, simplemente somos testigos de un fenómeno natural que aún no comprendemos?
Los científicos han propuesto que podría ser una estrella de neutrones, es decir, el cadáver de una estrella que era mucho más grande. Sin embargo, de ser así, no pueden explicar qué provoca una huella dactilar magnética 500 veces más fuerte que otras ráfagas, lo que significa que en ese entorno está ocurriendo algo inusual, incluso según los estándares de las extrañas ráfagas rápidas de radio.
El misterio de FRB 121102 sigue abierto, y la pregunta de si estamos solos en el universo permanece sin respuesta.
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