Últimos hallazgos en arqueoastronomía
La ciudad de Motya y el Camino de Santiago son protagonistas de los últimos hallazgos en arqueoastronomía
En las últimas décadas y en lo que en apariencia constituye una colaboración un tanto inusual e inesperada, arqueólogos y astrónomos de distintas instituciones han llevado a cabo proyectos de investigación conjunta en el campo de la arqueoastronomía (también llamada astronomía cultural), una joven disciplina que se encarga de investigar la relación entre ciertas construcciones de la antigüedad –desde la Prehistoria en adelante– y determinados cuerpos celestes –estrellas, constelaciones, etc.– o eventos astronómicos, como la salida o la puesta de sol en solsticios o equinoccios. La disciplina, que cuenta en España con alguno de sus representantes más señalados a nivel mundial, como Juan Antonio Belmonte, investigador del Instituto Astrofísico de Canarias, ha desvelado, por ejemplo, la relación entre construcciones megalíticas como Stonehenge, o los dólmenes de Antequera, y distintas orientaciones astronómicas. Ahora, dos nuevos estudios publicados en fechas recientes han venido a sumarse al conocimiento de este apasionante aspecto de la antigüedad y de nuestros antepasados.
Entre los templos y santuarios de Motya, existe una piscina que se utilizó para observar las estrellas y reflejarlas como un espejo
El primero de estos estudios está relacionado con Motya, una antigua colonia fenicia establecida en lo que hoy es la isla italiana de Sicilia. La antigua ciudad, que floreció en el primer milenio antes de nuestra era, acogió un buen número de templos y santuarios, pero también lo que hasta ahora se creía era un puerto artificial, que fue reconstruido en torno al 550 a.C., después de que resultara destruido por Cartago. Este 'puerto', que se pensaba era un kothon –una especie de puerto militar artificial– fue descubierto en la década de 1920, y desde entonces ha estado bajo estudio por parte de los investigadores. Sin embargo, recientes excavaciones y nuevos estudios conducidos por el equipo de Lorenzo Nigro, de la Universidad de La Sapienza en Roma, han desvelado que seguramente esta 'piscina', mayor que una piscina olímpica, fue en realidad un lugar con una función muy diferente a la que se pensaba hasta ahora. Hace doce años, los arqueólogos descubrieron los restos de un templo al dios Ba’al donde esperaban encontrar edificios relacionados con el supuesto puerto militar. Este hallazgo se sumaba al realizado en la década de 1930 en una laguna cercana, cuando se encontró una estatua de este mismo dios (vinculado con las tormentas, la lluvia y el trueno), y a menudo relacionado con el dios griego Orión. Ahora los especialistas creen que esta estatua estuvo originalmente en el centro de la piscina, y que el culto al dios estuvo relacionado de alguna forma con el cosmos.
Al estudiar las características de la propia ciudad de Motya, los estudiosos descubrieron que la configuración de la urbe estaba en relación con las estrellas
"Ha quedado claro que la función de este lugar consistía en ser una piscina para observar las estrellas, reflejándolas como un espejo", ha explicado Nigro. Según sus análisis y los de sus colegas, el reflejo sobre las aguas se empleó como una herramienta para registrar el movimiento de las estrellas y de ese modo orientarse de cara a la navegación, una actividad que resultaba crucial para los fenicios, que en esas fechas eran los mejores navegantes del Mediterráneo. Pero aún había más: al estudiar las características de la propia ciudad de Motya, los estudiosos descubrieron que la configuración de la urbe estaba en relación con las estrellas. Así, por ejemplo, el templo de Ba’al estaba orientado en relación con la salida de la constelación de Orión en el solsticio de invierno. En 2005 comenzó a drenarse el espacio ocupado por la 'piscina' para realizar excavaciones, y cierto día Nigro descubrió que a pesar del drenaje ésta estaba llena de agua clara y transparente. Fue así cómo se descubrió que existían unos canales que llevaban agua de tres manantiales cercanos hasta la piscina, indicando una clara intencionalidad de los constructores, y descartando así la función de puerto artificial militar.
Los constructores de la Edad Media tenían muy en cuenta el simbolismo del templo en relación con la posición de los astros
El segundo estudio nos lleva hasta España, y más concretamente al recorrido del célebre Camino de Santiago. La famosa vía de peregrinación siempre ha estado relacionada por tradiciones y ciertos estudiosos con el firmamento, pues no en vano se ha señalado en muchas ocasiones su relación con la Vía Láctea. Ahora, sin embargo, un nuevo estudio científico ha sacado a la luz la existencia de una relación arqueoastronómica ignorada hasta el momento. Ha sido la investigadora Maitane Urrutia-Aparicio, del Instituto Astrofísico de Canarias, quien ha descubierto una sorprendente alineación de buena parte de las iglesias románicas del Camino con la salida del sol en el domingo de Pascua. El estudio, publicado en la revista Sustainability, examina unos 200 templos presentes en el Camino Francés, en los antiguos reinos peninsulares de León, Castilla, Aragón y Navarra, y revela que la mayor parte de ellos están orientados en dirección noroeste, y algunos de forma especial en relación con el Domingo de Pascua y el equinoccio. El trabajo también ha detectado diferencias en las orientaciones de los templos en función de los reinos en los que fueron construidos, pero en general la conclusión más destacada es que los constructores de la Edad Media tenían muy en cuenta el simbolismo del templo en relación con la posición de los astros, una circunstancia que añade un nuevo valor al legado histórico, artístico y cultural del Camino de Santiago.
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