Suspenden la restauración de la pirámide de Micerinos
Todo sobre el polémico proyecto que pretende devolver el aspecto original a la pirámide del faraón Micerinos
El Dr. Mostafa Waziri, jefe del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto, anunció hace unos días lo que llamó «el regalo de Egipto al mundo en el siglo XXI».
Se refería a la restauración de la pirámide de Micerinos, una de las tres que dibujan el icónico perfil de la meseta de Giza, junto a la Gran Pirámide de Keops y la de su hijo Kefrén.
La de Micerinos –nombre helenístico del faraón Menkaura- es la más pequeña de las tres, con sus 65 metros de altura y sus poco más de 108 metros de base. Fue erigida durante la cuarta dinastía, hacia el año 2500 antes de Cristo.
Entonces la construcción disponía de dieciséis hiladas de granito rosa procedente de las canteras de Asuán. Las dificultades para transportar el material disuadieron a los constructores y recubrieron el resto con bloques de roca caliza de Tura, una cantera próxima a Menfis. Por desgracia, como sucede con las pirámides de su padre y de su abuelo, el inexorable paso del tiempo despojó también este revestimiento y ahora observamos las hiladas que conforman el núcleo de la construcción.
Pero Waziri quiere devolverle su antiguo esplendor y anunció a través de un vídeo en Facebook que, gracias a una iniciativa financiada por Japón, Egipto restaurará la pirámide para recuperar su aspecto original.
Frente a las siete hileras visibles del revestimiento de granito, Waziri explica a un grupo de turistas costarricenses que, en esta primera fase, están poniendo al descubierto la base de la pirámide, cubierta por las arenas del desierto. El proyecto de «restauración» estima que durará tres años para que los visitantes puedan disfrutar de la «primera visión completa» de Micerinos en la era moderna.
El proyecto, liderado por el Dr. Yoshimura Sakoguchi incluirá dibujo y fotogrametría, documentación, escaneo láser y reensamblaje de los bloques de granito.
El anuncio ha dividido al mundo académico. El doctor Ahmed Badran, profesor de egiptología de la Universidad de El Cairo, por ejemplo, asegura que «ni siquiera estamos completamente seguros de que la pirámide llegara a cubrirse completamente con una capa de granito en los tiempos antiguos» y que, por consiguiente, «no tiene sentido cambiarla ahora».
Más expeditiva ha sido la decana de la Academia Árabe de Ciencia, Tecnología y Transporte Marítimo, Monica Hanna, quién según la agencia de noticias AFP dijo que «los principios internacionales sobre renovaciones prohíben este tipo de intervenciones» y llamó a los arqueólogos a movilizarse contra el proyecto.
Varios estudiosos han firmado un comunicado contra la restauración de este patrimonio de la UNESCO alegando que no hay estudios previos y que el pulido de los bloques no coincide con el diseño original. Incluso dicen que el peso del revestimiento podría poner en peligro la estabilidad del monumento y llevarlo al colapso.
Ante la oleada de reacciones negativas, Waziri se ha apresurado a matizar sus palabras.
«La regla más importante en la ciencia de la restauración de antigüedades es no añadir nuevas partes a las antigüedades» –dice ahora. «O como mucho, -continúa explicando- añadiendo soportes en algunos casos para que el monumento no se derrumbe y sea destruido. Por lo tanto -asegura- no se añadirán nuevas piezas a la pirámide de ninguna manera.»
El comunicado explica que, por motivos desconocidos, la mayoría de las piedras de la carcasa exterior de la pirámide de Micerinos cayeron, y que el paso del tiempo y gracias a la deposición de la arcilla o arena, se formó una gran capa, que estiman puede tener tres o cuatro metros de profundidad. El proyecto por tanto, tiene el objetivo de limpiar el sedimento o arena endurecida que cubre la base real de la pirámide, estudiando las piedras que cayeron de la cubierta exterior, contándolas, documentándolas y tomando sus medidas individualmente. Realizar un estudio tridimensional de toda la zona alrededor de la pirámide. Conocer las verdaderas dimensiones de la base de la pirámide y estudiar la posibilidad de reinstalar las 16 hileras de piedra tal y como fueron colocadas ya que, en la actualidad, solo son visibles siete.
El comunicado señala que la misión japonesa financia el proyecto con la condición de que se lleve un porcentaje de las ganancias de la zona de las pirámides durante un período determinado y de que se le atribuya una parte del éxito del proyecto.
La iniciativa está suspendida hasta que el comité formado por el Ministerio egipcio de Turismo y Antigüedades y un grupo de élite de arqueólogos de Egipto, Japón, Alemania, los Estados Unidos de América y la UNESCO den su visto bueno.
Comentarios
Nos interesa tu opinión