Hallan la evidencia más antigua del calendario maya
Un estudio publicado en la revista Science Advances plantea que en la pirámide de Las Pinturas se han hallado fragmentos murales con la mención glífica más antigua al calendario maya
La Cuenca del Petén, que se extiende por Guatemala y otras zonas de México y Belice, suele considerarse como el "tercer pulmón del planeta", pero además de una exuberante vegetación, en sus frondosas y tupidas selvas se crearon algunas de las más fascinantes ciudades mayas de los periodos preclásico y clásico, como Tikal o El Caracol. A pesar de los avances tecnológicos y de las numerosas exploraciones, la abundante vegetación sigue ocultando algunos tesoros secretos, que de vez en cuando se descubren por sorpresa. Es lo que ocurrió en el año 2001, cuando un equipo del arqueólogo estadounidense William Saturno descubrió en el Petén –no muy lejos de Tikal– una ciudad hasta entonces desconocida, a la que bautizaron como San Bartolo. Allí, entre otros muchos hallazgos, encontraron una pirámide que hoy se conoce como Las Pinturas, por el espectacular mural que se conserva en su interior, y que en la actualidad se considera el más antiguo de la civilización maya.
Los mayas creían que el acto de pintar una imagen daba vida a la figura
Ahora, un estudio publicado en la revista Science Advances –firmado por David Stuart, de la Universidad de Texas; Heather Hurst y Boris Beltrán, codirectores del Proyecto Arqueológico Regional San Bartolo, y el citado William Saturno– plantea que en la pirámide de Las Pinturas se han hallado fragmentos murales con una mención glífica que serían la mención más antigua al calendario maya.
A partir del año 2008, los arqueólogos encontraron más de 7.000 fragmentos de mural pintado en el interior de la pirámide, y que gracias a las modernas técnicas de análisis pudieron ser datados en torno al 300 y el 300 a.C. Este mural habría sido una pieza pictórica anterior a la que se conserva actualmente, y que fue retirada para dar paso a la más reciente. "Cuando pintaban una imagen, los mayas creían que el acto de pintarla daba vida a la figura. Así que cuando llegaba el fin de su uso, debían de retirarla con respeto", explicó Heather Hurst, de la Universidad Skidmore College (EE.UU.), en declaraciones al diario El País.
Se trataría de la fecha más antigua registrada del calendario maya, en este caso en un mural
Gracias al empleo de modernas técnicas de imagen, los especialistas han podido "recomponer" parte del puzle que constituyen esos miles de fragmentos, sacando a la luz numerosas escenas en las que los antiguos pobladores de San Bartolo representaron su cosmogonía, sus creencias sobre el origen del mundo, los dioses, etc. Y son precisamente dos de estos fragmentos recuperados, los que incluyen la referencia más antigua que se conoce hasta la fecha del Tzolk’in, el calendario sagrado o ritual de los mayas. Al igual que otros pueblos mesoamericanos, los mayas emplearon hasta tres calendarios: uno solar de 365 días –como el nuestro–, otro ritual de 260 días –el Tzolk’in o "Cuenta de los días", al que pertenecen los fragmentos descubiertos en la pirámide– y, por último, la llamada "Cuenta larga", un calendario vigesimal compuesto por tunes (unidades de 360 días).
Según detallan los investigadores en su artículo de Science Advances, en uno de los fragmentos se observa una línea horizontal y encima de ella un punto. Pero falta parte de la pintura, y ahí debería haber –según los expertos– otro punto, lo que equivaldría al número 7. Bajo este fragmento aparece la cabeza de un ciervo o venado. Unida al símbolo anterior, esta figura significa "7 venado", uno de los días del Tzolk’in. La importancia del hallazgo de esta representación del "7 venado" radica en que, en palabras de Boris Beltrán, "se trataría de la fecha más antigua registrada del calendario maya, en este caso en un mural". Los fragmentos han sido datados en torno a los años 300 y 200 a.C., pero los especialistas creen que para entonces el calendario ya debía estar en uso desde hace tiempo, por lo que el hallazgo demuestra que los mayas ya organizaban el tiempo de forma ritual mucho antes de lo que se pensaba hasta ahora.
Además del hallazgo calendárico, los expertos también han descubierto en los fragmentos murales la primera referencia escrita a un rey, siglos antes de los célebres gobernantes de Tikal o Palenque.
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