Elegidos para morir sacrificados a los dioses mayas
Un estudio genómico arroja luz sobre el sacrificio de 100 niños en Chichén Itzá y revelan antiguos conocimientos sobre la vida ritual de los mayas
Elegidos para morir sacrificados como ofrenda a los dioses mayas. Es lo que revela el ADN de dos gemelos cuyos restos fueron hallados junto a 64 cadáveres descubiertos cerca de la mítica ciudad de Chichén Itzá, en Yucatán (México)
La investigación, liderada por el paleogenetista Rodrigo Barquera, que trabaja en el Instituto de Biología Evolutiva Max Planck de Alemania, demuestra además que todos los huesos pertenecen a varones de entre tres y seis años de edad que fueron sacrificados a lo largo de 500 años, según un estudio publicado en la revista Nature.
Los restos fueron descubiertos en 1967, en una cavidad subterránea conocida como chultún, durante la construcción de una pista de aterrizaje próxima a Chichén Itzá. En su interior se amontonaban más de cien cuerpos que -entonces- no se supo si pertenecía a niños o niñas y terminaron constituyendo uno de los mayores enigmas de la cultura maya. ¿Por qué una civilización tan refinada iba a sacrificar a niños?
Sacrificios similares son comunes en la época prehispánica, como los hallados en la costa norte del Perú, en la ciudad de Chan Chan, los arqueólogos descubrieron los restos óseos de 140 niños, junto al de 200 llamas que murieron simultáneamente hace 550 años.
Las víctimas sacrificadas gardaban parentesco por lo que probablemente había un parecido físico
En este caso, los cuerpos analizados por el equipo de Barquera no tienen rastros físicos de violencia, tampoco muestran evidencia de decapitación ni de extracción del corazón, pero los investigadores tienen claro que se trata de sacrificios y que, además, fueron minuciosamente seleccionados.
Para tratar de despejar incógnitas, en 2014, Barquera envió a Leipzig restos de los cadáveres con el propósito de conseguir unos miligramos del hueso petroso del cráneo y recuperar su ADN.
Al analizar las muestras genéticas se pudo establecer que las víctimas tenían lazos estrechos de parentesco, algunos eran hermanos, otros primos, con lo que probablemente había un parecido físico claro entre ellos. El hallazgo más sorprendente fue que entre los muertos había dos hermanos gemelos que probablemente fueron sacrificados juntos.
Los resultados muestran que los niños fueron sacrificados entre los siglos VI al X y que los asesinatos se intensificaron durante el periodo de máximo esplendor y posterior colapso de Chichén Itzá, entre el año 800 y el 1.000 de nuestra era.
Los niños fueron sacrificados para garantizar la continuidad de los ciclos cósmicos
Que hayan sido gemelos o guarden parecido entre ellos no es una cuestión baladí ya que el Popol Vuh, el libro sagrado de los mayas, habla de los dioses gemelos (Hunahpú e Ixbalanqué) que nacieron del encuentro entre Hun-Hunahpú y la doncella Ixquic, a quien sus padres querían matar en las cavernas de Xibalbá, el inframundo de los mayas. Esto daría “coherencia” al sacrificio.
Los investigadores creen que todos los niños fueron asesinados en parejas y al mismo tiempo en una suerte de homenaje a los “dioses gemelos” para garantizar la continuidad de los ciclos cósmicos, y con ello, la vida en la Tierra.
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