Desvelando el disco celeste de Nebra
Una investigación metalográfica detalla el proceso empleado para manufacturar el Disco Celeste de Nebra hace 3.600 años
En el verano de 1999 dos buscadores de tesoros, Henry Westphal y Mario Renner, encontraron en un bosque del monte Mittelberg, en Alemania, un curioso artefacto gracias a su detector de metales.
Era una placa de bronce redonda, de 32 centímetros de diámetro, que pesaba algo más de dos kilos y presentaba una pátina azul verdosa. Estaba adornada con incrustaciones de oro que mostraba una «fotografía» del cielo de hace 3.600 años. Fue bautizada como el Disco Celeste de Nebra, por la proximidad a la población donde fue hallado y que ya era conocida por sus asentamientos neolíticos.
El extraño artefacto, pues, pertenecía a la Edad del Bronce que es cuando -en teoría- aparecieron los verdaderos símbolos de la civilización; arquitectura monumental; viviendas sofisticadas el conocimiento del cielo, la filosofía y la forma de registrar conocimientos, ideas y valores: la escritura. Sin saberlo los dos buscadores de tesoros había dado con uno de los hallazgos arqueológicos más importantes del siglo XX.
El misterioso objeto fue vendido ilegalmente pero, en 2002, la policía de Basilea, en colaboración con la Oficina Estatal de Investigación Criminal y la Oficina Estatal de Gestión del Patrimonio, pudo recuperarlo y llevarlo al Museo Estatal de Prehistoria de Sajonia-Anhalt, donde actualmente se exhibe.
Desde 2013 figura como patrimonio documental de la UNESCO «Memoria del Mundo» pero su periplo por peritos y comerciantes de objetos robados, llenó de dudas a algunos expertos que entendían que el artefacto era demasiado bonito para ser verdad.
El Disco Celeste de Nebra muestra la más antigua representación de los fenómenos celestes. Reconocemos el Sol y la luna en cuarto creciente, representando su recorrido, así como algunas constelaciones, como las Pléyades. Entre los horizontes se distingue un barco en un viaje nocturno por el océano celestial, sugiriendo una interpretación religiosa del firmamento. Es la primera vez que esta representación aparece en Europa como símbolo mítico central y nos ofrece una idea del conocimiento que nuestros antepasados tenían sobre el universo y su interpretación desde el ámbito de las creencias.
Ahora, un estudio metalográfico publicado por la revista científica Scientific Reports-Nature concluye que el disco es real.
De acuerdo al equipo liderado por Sebastian Dieck la estructura de los cristales de cobre en el bronce del disco celeste de Nebra indica que se habría fabricado con al menos 10 ciclos de un proceso de "forjado en caliente" que lo calentó a más de 700 grados entre martillazos.
Según Christian-Heinrich Wunderlich, coautor del estudio, este método permitió alcanzar la finura y la resistencia requeridas para lograr un diámetro final de aproximadamente 32 centímetros y un espesor de apenas unos pocos milímetros.
Para analizar una muestra microscópica del disco, los científicos emplearon técnicas avanzadas como la espectroscopía de rayos X de dispersión energética y la difracción de electrones retrodispersados.
La investigación demuestra que los artesanos de la Edad de Bronce Temprano eran excelentes fundidores y, además, muy hábiles en el procesamiento de los objetos de bronce mediante la forja en caliente.
En declaraciones a Live Science, Wunderlich dijo que el complicado proceso de fabricación descarta que el disco Nebra pueda ser una falsificación moderna, porque es extremadamente improbable que los falsificadores hubieran llegado a tales extremos. Añadió, además, que la aleación de cobre utilizada se originó, probablemente, en una mina específica de Austria de la Edad del Bronce Temprano que no funcionó en períodos posteriores.
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