Descubren una vasta red de túneles en Cusco
En las cercanías del Templo del Sol de Cusco (Perú), los arqueólogos han encontrado una vasta red de túneles que, según la leyenda, llegaba a Machu Picchu
Las leyendas no son cuentos infantiles, suelen esconder información o enseñanzas que se transmiten de generación en generación, a veces relevante como lo demuestra la leyenda de la Chinkana que se ha concretado ahora en el hallazgo de pasajes subterráneos incas que unen el Templo del Sol o Coricancha con la fortaleza de Sacsayhuamán, en Cusco (Perú).
La investigación realizada por los arqueólogos Jorge A. Calero Flores y Mildred Fernández Palomino revela uno de los descubrimientos arqueológicos más significativos de los últimos tiempos: la confirmación de la existencia de la Chinkana, como se conoce a los legendarios pasajes subterráneos cuya existencia se mencionaba en varias crónicas, como las de un jesuita del siglo XVI que hablaba de túneles y pasadizos que se extendían hasta las cercanías de Machu Picchu.
Tecnología de vanguardia y fuentes históricas
El equipo de investigación liderado por Calero, utilizó tecnologías de punta como georradares para detectar y confirmar la red de túneles, que se extiende por más de 1700 metros. La Chinkana tiene ramales hacia otros puntos importantes de la ciudad, como Callispuquio, Muyucmarca en Sacsayhuamán y detrás del templo de San Cristóbal. La arqueóloga Mildred Fernández advirtió, en una rueda de prensa, celebrada en la Sala Tipón de la Municipalidad Provincial de Cusco, que los incas hacían sus subterráneos debajo de los caminos y, por esa razón, el trazo de la Chincana en la ciudad de Cuzco se encuentra por debajo de la calle principal que unía Sacsahuaman con el Coricancha y gran parte del trazado se halla debajo de andenes.
Calero por su parte señaló que el hallazgo se sustenta en documentos históricos, entre ellos una crónica jesuita anónima de 1594, que describe la Chinkana como un pasaje subteráneo que atraviesa la ciudad desde Sacsayhuamán hasta el Coricancha. Esta crónica, escrita durante el apogeo de la influencia jesuita en la región, ofrece una descripción detallada de los túneles, sugiriendo su uso tanto para propósitos ceremoniales como defensivos. Los jesuitas, conocidos por su meticulosidad en la documentación, recopilaron información crucial de fuentes orales y escritos locales, lo que convierte a este documento en un testimonio clave para comprender el contexto histórico de la Chinkana. Además, escritos de cronistas como Anello de Oliva mencionan túneles que pasan por la Catedral de Cusco y las casas del arzobispo, agregando verosimilitud a lo que por años fue considerado solo una leyenda.
La Chinkana, un legado por descubrir
Mildred Fernández Palomino, destacó la importancia del hallazgo para la arqueología andina. La existencia de la Chinkana no solo confirma relatos antiguos, sino que también ofrece una nueva perspectiva sobre las capacidades arquitectónicas de los incas. Según los estudios, los incas habrían construido la Chinkana cavando una zanja, revistiéndola con muros de piedra y techándola con vigas labradas, para luego taparla y construir caminos o andenes sobre ella.
El proyecto, respaldado por la Asociación sin Fines de Lucho Punchao y la Asociación Consejo de la Nación Inka, ha contado con la colaboración de expertos internacionales y el apoyo de entidades locales. El ingeniero civil Abel Aucca Bárcena y el técnico en georradares César Augusto Flores Acevedo, junto con el equipo de la empresa Proceq, han sido fundamentales para interpretar los datos obtenidos.
El hallazgo de la Chinkana abre nuevas posibilidades para entender la ingeniería inca y su relación con la organización espacial de Cusco. Los investigadores planean ahora la exploración futura de estos túneles, un viaje al pasado que podría poner al descubierto muchos datos sobre la vida y el legado de los incas y hasta dónde llegaron con esos pasadizos, consolidando la Chinkana como un testimonio tangible de la grandeza de esta civilización.
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