Descubren una prótesis de 600 años
El avance en los últimos años en el campo de la protésica gracias a la tecnología de vanguardia es vertiginoso, pero hace apenas unas décadas era muy limitado y arcaico. Por eso sorprende tanto el hallazgo realizado recientemente en un antiguo cementerio medieval en Alemania.
Un grupo de investigadores germanos desenterró varios esqueletos en un cementerio cerca de la iglesia de Freising, Baviera, y uno de ellos los dejó completamente desconcertados: poseía una prótesis de metal en una de sus manos cuya antigüedad se estima en unos 600 años. La pieza es sorprendente porque reemplaza cuatro dedos de la mano que le faltaban al cadáver. El artilugio ha sido fechado entre el 1450 y el 1620, a la espera de una datación más exacta.
Fabricada en hierro, la prótesis era un portento de ingeniería para aquel tiempo: parece que estaba destinada a ser funcional y ayudar a su portador con el movimiento de esa articulación casi inerte. El jefe de la Oficina Estatal de Conservación de Monumentos (BLfD) de Baviera, Walter Irlinger, al frente de la investigación, ha declarado que «incluso para arqueólogos experimentados, este es un hallazgo particularmente especial», y ha destacado su singularidad en dicha zona centroeuropea.
Dentro de la prótesis se halló también un material similar a una gasa que probablemente servía de protección para el muñón de la mano. De momento se desconoce cómo el individuo perdió sus dedos o cómo se creó e incluso colocó la prótesis, aunque se baraja que pudiera tratarse de un guerrero. Cada dedo ha sido creado por separado, y aunque no se mueven como en las actuales prótesis robóticas, están curvados ligeramente en un paralelo entre sí para que quizás tuviera una cierta funcionalidad. Aunque el hallazgo ha sorprendido realmente porque hasta ahora no se habían encontrado prótesis de este tipo en cronologías de hace 600 años, lo cierto es que en la antigüedad ya se realizaron curiosos artilugios destinados a una función protésica.
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Hace casi seis siglos, Leonardo Da Vinci ya inventó una especie de robot (el Automa cavaliere, una armadura que se movía), y las prótesis (más arcaicas que la encontrada en Baviera) se remontan al menos hasta el Antiguo Egipto, de donde proviene el denominado «dedo del pie de Greville Chester», y que recibe el nombre por el arqueólogo que lo descubrió en una momia egipcia del 600 a. C. Está fabricado en cartonaje, una clase de papel maché hecho con pegamento, lino y yeso y cuya antigüedad se baraja entre los 2.600 y los 3.400 años. La otra prótesis es la llamada «dedo del pie de El Cairo», hecha de madera y cuero y con una antigüedad estimada entre 2.700 y 3.000 años. Unos 300 años después, un noble de la antigua Roma utilizó una pierna hecha de bronce y madera hueca que se sujetaba con correas de cuero, una prótesis que recibió el nombre de «pierna de Capua», y entre los siglos V y VIII se conocen varios pies artificiales de madera, hierro o bronce fabricados en Suiza y Alemania.
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