Descifran el propósito de Stonehenge
Stonehenge, uno de los monumentos megalíticos más enigmáticos y fascinantes de la humanidad pudo ser un portal que conectaba el mundo terrenal con lo divino
Un nuevo estudio, publicado en Archaeology International, arroja luz sobre el propósito de Stonehenge, uno de los monumentos más enigmáticos y fascinantes de la humanidad.
El famoso conjunto megalítico se alza en el corazón de la llanura de Salisbury, Inglaterra y durante siglos, el propósito de este círculo de colosales piedras ha sido objeto de especulación, teorías y asombro.
Los arqueólogos creen ahora que Stonehenge fue construido como un símbolo de unidad entre los pueblos de la antigua Gran Bretaña, uniendo comunidades de regiones distantes en un esfuerzo colectivo sin precedentes. Según los investigadores, más de 900 círculos de piedra han sido descubiertos en todo el Reino Unido, pero Stonehenge destaca por su magnitud y simbolismo único.
El estudio sugiere que la construcción del monumento fue mucho más que una hazaña arquitectónica. Se trató de un evento social, espiritual y político que reunió a miles de personas, incluidas comunidades migrantes que llegaron desde otras partes de Europa. El transporte de las piedras, algunas de las cuales pesan más de seis toneladas, desde regiones tan lejanas como la actual Escocia, fue una empresa titánica que habría tomado cerca de ocho meses.
La magia de las piedras ancestrales
El misterio no termina ahí. Los investigadores han descubierto que el altar monolítico central de Stonehenge, una piedra de más de 6 toneladas conocida como "piedra azul", fue transportada desde una distancia de 700 kilómetros, un trayecto inimaginable para la época. Además, las piedras más grandes, llamadas "sarsens", se trasladaron desde más de 150 kilómetros de distancia.
Los arqueólogos creen que estos traslados no fueron simples operaciones de logística, sino actos cargados de simbolismo. "Los viajes terrestres para mover las piedras habrían proporcionado oportunidades únicas para el espectáculo, el festín y la celebración, atrayendo a multitudes de miles para ser parte de esta extraordinaria empresa", señaló el autor principal del estudio, Mike Parker Pearson.
Stonehenge es un recordatorio eterno de los lazos que conectaban a las personas con su tierra, sus ancestros y las estrellas
Una de las características más impactantes de Stonehenge es su precisión arquitectónica, alineada con los solsticios de invierno y verano. Durante estos eventos astronómicos, un observador situado en el centro del círculo puede presenciar cómo el Sol se alinea perfectamente con las piedras, un fenómeno que probablemente tenía un profundo significado ancestral para los antiguos británicos.
Los investigadores sostienen que esta conexión con el Sol y los ciclos naturales podría haber reforzado la creencia en fuerzas telúricas y cósmicas que unían a los pueblos con sus ancestros y el universo. Para estos antiguos constructores, Stonehenge no era solo un monumento, sino un portal que conectaba el mundo terrenal con lo divino.
Un símbolo de unidad y eternidad
El hecho de que todas las piedras provinieran de lugares lejanos refuerza la teoría de que Stonehenge fue un símbolo político y religioso, diseñado para unir a las diversas tribus de la isla. Más allá de sus propósitos espirituales, este monumento monumental puede haber servido como un recordatorio eterno de los lazos que conectaban a las personas con su tierra, sus ancestros y las estrellas.
Hoy en día, Stonehenge sigue atrayendo a miles de personas de todo el mundo, especialmente durante los solsticios, cuando el sitio recobra su aura mística. Para quienes creen en la energía de la Tierra y las fuerzas cósmicas, este lugar no es solo una reliquia del pasado, sino un santuario vivo que sigue emitiendo vibraciones de unidad, misterio y poder ancestral.
Así, Stonehenge no es solo un monumento de piedra, sino un testimonio eterno del ingenio humano y la conexión espiritual con el universo. Quizá, al mirar sus colosales piedras bañadas por el Sol, todavía podamos sentir el eco de aquellos antiguos constructores, unidos por una visión que trasciende el tiempo y el espacio.
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