La cueva que cobijó a neandertales, denisovanos y humanos... ¿al mismo tiempo?
En la cueva de Denisova, localizada en Siberia, un grupo de investigadores ha conseguido identificar ADN de tres especies distintas. ¿Cohabitaron en el mismo espacio?
Todo comenzó hace aproximadamente una década, cuando, en la cueva de Denisova (Siberia), encontraron lo que parecía un hueso meñique perteneciente a un grupo humano que, en ese momento, resultaba completamente desconocido para la ciencia. Fue así como se le dio el nombre de "Denosivanos", en relación al nombre de esta cueva; un lugar que se ha convertido en una pieza fundamental para poder reconstruir la evolución del ser humano.
Entre otros, se ha descubierto un hueso de niño hijo de neandertal y denisovano
Sin embargo, en la actualidad, los investigadores han conseguido ir un paso más allá. A partir de un análisis extenso del ADN encontrado en el suelo de la cueva, se ha podido determinar que los humanos modernos vivieron allí junto a denisovanos y neandertales. Este nuevo estudio "brinda una visión sin precedentes del pasado. Literamente muestra lo que anteriormente solo había sido posible hipotetizar", explicó Mikkel Winther Pederson, paleoecólogo molecular de la Universidad de Copenhague que no participó en el estudio.
Los humanos modernos, además de los neandertales y los denisovanos, ocuparon la cueva durante al menos 300.000 años. En ella, se han desenterrado ocho huesos humanos distintos: el dedo meñique, tres huesos de neandertales y uno de un niño nacido de la mezcla de neandertal y denisovano. A su vez, también se han encontrado útiles de piedra y distintas joyas.
Tras dos años de análisis, aislando y secuenciando las muestras, consiguieron identificar ADN humano en 175 de ellas
Como estos ocho huesos no eran suficientes para poder continuar con la investigación, el equipo de Elena Zavala, estudiante de posgrado en el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, se encargó de trabajar junto a un grupo de investigadores rusos para el extraer el ADN del suelo de las tres cámaras que integran la cueva. Este ADN aislado del suelo había sido estudiado durante más de 40 años, incluida la secuenciación del ADN del permafrost. Sin embargo, solo en estos últimos cuatro años se encontró en él ADN de humanos extintos.
¿Cómo se consiguió extraer el ADN del suelo? En primer lugar, un equipo de expertos se encargó de fechar las capas de la cueva y, posteriormente, los investigadores recogieron 728 muestras del suelo. Tras dos años de análisis exhaustivos, aislando y secuenciando estas muestras, consiguieron identificar ADN humano en 175 de ellas. El estudio, por consiguiente, es "el más grande y sistemático de su tipo", como argumentó Katerina Douka, arqueólogo del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana pero que no participó en este proyecto.
Por consiguiente, nos encontramos ante una situación compleja de convivencia humana y animal, en donde existe una marcada presencia de distintos grupos que entran, salen y cohabitan en la cueva a lo largo del tiempo. Este trabajo ha permitido confirmar que los denisovanos fueron los primeros que la habitaron hace, aproximadamente, 300.000 años. Fue aproximadamente hace 130.000 añois cuando desaparecieron y fueron sustituidos por otro grupo distinto, que fabricó posiblemente muchos útiles en piedra durante 30.000 años posteriormente. Los neandertales aparecieron en torno a hace 170.000 años y podemos decir que se turnaron habitando en la cueva con ciertos grupos intermitentes de denisovanos.
No hay identificado en el mundo un lugar como este, donde hayan vivido tres especies distintas
Finalmente, hace unos 45.000 años, apareció el Homo sapiens. Justo en esa capa de suelo se identificó ADN de tres grupos humanos distintos. Aunque no pueden saber si las capas se superpusieron o no, el hecho de que no haya otro lugar en el mundo como este, en donde hayan vivido tres especies humanas distintas a lo largo del tiempo es ya indicativo de su gran importancia.
Junto a las especies humanas, a apartir del ADN se ha podido identificar también muchas especies animales. Además, hace 170.000 años, el clima pasó de cálido a más frio, por lo que ciertas especies animales como las hienas o los osos sufrieron el mismo proceso que los neandertales: la necesidad de mudarse y refugiarse ante este acusado cambio en el clima.
Los datos que ha aportado esta investigación, por tanto, resultan esenciales para las investigaciones que se puedan desarrollar en el futuro. Como especificó Douka, "no olvidemos que tan recientemente como en 2010 no teníamos absolutamente ninguna evidencia de que existieran los denisovanos, y que estos diversos homínidos se conocieron, y mucho menos que se cruzaron repetidamente y coexistieron durante milenios". No hay duda de que esta técnica de ADN se acabará convirtiendo en una herramienta fundamental dentro de la investigación arqueológica.
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