La hipocresía de los malvados
Las armas milagrosas son llamadas así porque los nazis debían acudir a auténticos milagros para ganar según qué batallas. Ante esta idea, mentes creativas trabajaron por ideas maquiavélicas.
Que Hitler fue dictador, genocida, etc… ya lo sabemos. Que durante los años que estuvo en el poder el mundo se oscureció aún más que con la explosión de Krakatoa, también. Que por desgracia las bases del ideario nacionalsocialista, casi ochenta años después, no han muerto, tal y como podemos ver en el argumentario de algunos partidos políticos actuales que optan a los gobiernos del mundo civilizado, también lo sabemos. Pero viajemos en el tiempo, precisamente a ese tempus horribilis, y dejemos en la medida de lo posible los horrores de la guerra a un lado, que fueron muchos y variados.
Porque cuando analizamos la tecnología del Tercer Reich, la sensación que se nos pretende transmitir es que fueron algo así como extraterrestres. Y en cierto modo los científicos nazis se adelantaron a su tiempo; así de miserable es la industria de la guerra y la necesidad de imponer sus criterios a base de inventar las armas más sofisticadas y destructivas. Es de esta forma como aparecieron las llamadas "armas milagrosas".
No es un concepto que nos hayamos inventado; es que eran conocidas así, posiblemente porque la jerarquía nazi tenía que acudir a un milagro, conscientes de que la contienda, al poco de comenzar, estaba sentenciada a favor de los aliados. Pero, incluso dejando esto a un lado, sorprende ver hasta dónde puede llegar la mente creativa a favor de una idea maquiavélica.
Durante este periodo surgió el Vergeltungswaffe 2, un cohete supersónico con una capacidad destructora y un alcance hasta entonces nunca vistos; o el Landkreuzer P. 1.000 Ratte, un tanque de mil toneladas con una tripulación de 20 soldados y dos cañones de 280mm. Vamos, una barbaridad. Por supuesto no podemos olvidar el Hauneburg-Geräte, el "OVNI" que ilustra nuestra portada y cuyos prototipos fueron construidos y probados… Pero dentro del ideario nazi, ése que les hacía tener un pie en tierra firme y otro en lugares legendarios como la Atlántida, también se intentó buscar el favor de otras armas menos "convencionales".
Por eso se acudió a mitos como el martillo de Thor o el escudo solar para intentar extraer el poder destructor que poseían y aplicarlo a la batalla. El final, todos lo conocemos…
Pero no olvidemos que, sirva de ejemplo, la creación del Vergeltungswaffe 2, más conocido como V-2, fue clave para que años después el hombre llegara a la Luna de la mano del científico nazi Wernher von Braun. Tampoco olvidemos que la tecnología de ese tiempo, creada para el exterminio racial y el asesinato en masa, se aplicó durante décadas después en otras guerras, esta vez orquestadas por los "buenos".
Al fin y al cabo, ésa es la hipocresía de nuestro tiempo; la hipocresía de los malvados…
Esta editorial y mucho más en el número 259 de la revista Enigmas de junio de 2017
Comentarios
Nos interesa tu opinión