Los secretos de los cenotes mayas
Entrevistamos a Guillermo de Anda, arqueólogo mexicano y explorador subacuático más reputado del mundo. Rostro habitual de National Geographic, ha inspeccionado más de 350 cuevas y cenotes con hallazgos sorprendentes. Por Juan José Sánchez Ortiz
Guillermo de Anda es un prestigioso investigador, conocido especialmente como explorador de National Geographic y colaborador en varios documentales de diversas televisiones internacionales. Ha participado como ponente en más de 50 congresos en todo el mundo. Actualmente, es responsable de proyectos especiales de arqueología subacuática en la Coordinación Nacional de Arqueología de México. Además, ha dirigido diversos proyectos de arqueología subacuática en Yucatán y, con más de 350 cuevas y cenotes explorados, es toda una autoridad mundial en ese campo.
El doctor De Anda cuenta a ENIGMAS sus comienzos, pasiones y los momentos más importantes de su impresionante carrera. También nos ofrece algunas primicias de sus últimos descubrimientos y conclusiones que pueden cambiar algunas viejas ideas sobre la cultura maya y los manuscritos de los conquistadores e inquisidores.
Usted buscó durante años canalizar profesionalmente su pasión por el submarinismo, que nació con las lecturas de Julio Verne y los documentales de Jacques Cousteau. Pocos saben que su primera inmersión fue a los 13 años como una travesura juvenil. ¿Qué sintió en ese primer contacto directo con la pasión que marcaría su vida?
Es muy difícil explicar la sensación cuando uno se sumerge por primera vez con un equipo de buceo. Imagínate un muchacho 13 años en esa experiencia solo, rodeado de peces en un mundo totalmente ajeno; creo que ahí me di cuenta de que cuando uno se propone algo no hay límites.
Desde entonces es un enamorado del submarinismo. ¿Qué le atrajo primero, el submarinismo o la arqueología?
En efecto, en ese momento me enamoré del submarinismo; sin ninguna duda, fue mi primera pasión y desde entonces siempre quise hacer algo en mi vida relacionado con el buceo.
Su amor por esta disciplina hizo que fundara y dirigiera la sección de Arqueología Subacuática en la Universidad Autónoma de Yucatán, donde también fue profesor investigador de la Facultad de Ciencias Antropológicas desde el 2001 al 2013. En pocas palabras, ¿cómo definiría profesional y personalmente esa etapa?
Esos años fueron una de las experiencias más valiosas de mi vida profesional. Es muy enriquecedor trabajar con los muchachos, motivarlos para que algunos traten de seguir este camino difícil pero apasionante. Se aprende muchísimo de esta experiencia y sentir que has despertado su pasión no tiene parangón. Es increíble poder mostrar que hay otras formas de hacer arqueología, como la submarina.
¿Nunca se sintió atraído por la exploración o búsqueda de pecios?
Sí, me ha atraído la búsqueda de pecios y he participado en algunas inmersiones. Sin embargo, la primera vez que exploré una cueva inundada hace muchos años, quedé impresionado y volví a tener aquella sensación de cuando buceé por primera vez. Estaba descubriendo algo nuevo y vi que podía romper algunos límites, concienzudamente y con un entrenamiento adecuado, lo que transformó mi vida una vez más. Fue tan increíble que en aquel momento vi que era lo que había estado buscando durante tanto tiempo.
¿Cuál fue el descubrimiento con el que definitivamente dijo: "quiero dedicar mi carrera a estudiar los cenotes"?
Fue el hallazgo de un cráneo, precisamente en uno de mis primeros buceos en una caverna en el estado de Quintana Roo, cuando éramos poquísimos los que nos aventurábamos en esos lugares y a todos se nos consideraba auténticos locos. Probablemente tenían un poco de razón, pero para nosotros eran lugares enormemente hermosos y donde estaba todo por descubrir. Descubrir un cráneo sumergido en un cenote fue el paso definitivo para mi transformación absoluta hacia este campo.
Fue el primer investigador en utilizar los documentos de la Inquisición y los textos sagrados mayas vinculándolos con los restos descubiertos en cenotes y cuevas. ¿Contrastar esta información de los manuscritos con los hallazgos, le ha servido para obtener mayor comprensión de lo que representaban estos restos humanos y los descubrimientos rituales? ¿Cómo llegó la idea de que en estos documentos podría encontrar información sobre los descubrimientos en los cenotes?
Se nos ocurrió porque estaban bajo las narices de todos los investigadores. Creo que fue mi interés por buscar algo de lo que poder asirnos para tener alguna congruencia académica. Estos libros escritos por inquisidores, como Diego de Landa, fueron escritos muy fidedignamente y eso lo sabemos ahora con nuestros estudios y nos ha abierto un panorama enorme. Aunque en un principio hubo mucha resistencia de algunos colegas, que decían que estas historias y documentos contenían únicamente falsedades para justificar actos de los conquistadores, hemos demostrado que no es así.
La idea surgió leyendo La relación de las cosas de Yucatán, de Landa, en la versión de Alfred Tozzer, una edición comentada de este investigador y extraordinario historiador de los años 30. Él comentaba haber encontrado algunas evidencias en ciertos documentos y fue el hilo conductor de nuestra búsqueda hasta que finalmente las encontramos.
Ahondando en el tema, parecía haber un absurdo menosprecio hacia ellos, cuando realmente eran fuentes verídicas de información y algunos colegas, que ahora tratan de hacer investigaciones en los cenotes, tienden a ignorarlos cuando en realidad todavía pueden aportar mucho más.
Para nosotros, la idea de que en ellos podríamos encontrar información sobre los cenotes fue muy clara, ya que se describía con claridad la forma en que se habían realizado ciertos sacrificios. A la sombra de los españoles que estaban recién llegados a la península y tratando de imponer la religión católica y un nuevo modo de vida, los mayas se resistían a perder su religión y trataban de mantener sus antiguos ritos a escondidas de los inquisidores.
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