La Atlántida... más que un mito

No son pocos los autores clásicos que en tiempos ya antiguos se refirieron a una estirpe dorada, a una humanidad primera avanzadísima en todos los sentidos terrenales y espirituales, un ejemplo sería Hesíodo.

Platón, por su parte, habla de esta estirpe como la de la población atlante; en su Timeo da origen al misterio del continente perdido que, aún a día de hoy, está sin resolver. Es el primero en describir en detalle la Atlántida y el cataclismo que sufrió esta civilización. Y esto ha generado muchas preguntas.

¿Puede ser nuestra humanidad actual producto de la catástrofe y colapso de humanidades anteriores? De ser así, ¿qué terribles circunstancias pusieron fin a gentes tan avanzadas? ¿es nuestra humanidad un resquicio de los supervivientes al colapso de una anterior?

Durante muchísimo tiempo las disciplinas ortodoxas dieron a la Ilíada de Homero un carácter meramente mítico y con el tiempo quedó demostrado gracias a infatigables hombres como Heinrich Schliemann, que la mítica ciudad de Troya, asediada por numerosos días y protagonista de innumerables leyendas, existió en lo que hoy es la península de Anatolia, en Turquía.

En 1999 Stanford y Bradley en un congreso de paleoarqueología celebrado en Santa Fe propusieron que antes de que los asiáticos cruzaran por primera vez al continente americano, llegaron los europeos, y construyeron la hipótesis de una suerte de puente cultural en el océano Atlántico que posteriormente quedaría sumergido… ¿la mítica Atlántida?

Y de todo esto nace un libro polémico pero ciertamente excelente que Luciérnaga publica en su colección Ocultura , Atlántida. El misterio del continente perdido, es un libro que revisa el mito de la Atlántida y la sitúa en el papel de una civilización madre olvidada con un escrito sugerente y bien documentado. 

La obra la firma Roberto Pinotti, sociólogo y periodista que ha trabajado como asesor del SETI entre muchos otros proyectos de investigación y será presentada en la librería los editores de Madrid por Javier Sierra, director de la colección, y Nacho Ares, prestigioso egiptólogo.