Encuentran un fragmento del bólido de Tunguska
Sumergido durante 30 años en un acuario, el fragmento de roca extraterrestre podría aclarar qué fue lo que sucedió en la región siberiana de Tunguska hace más de un siglo
Alrededor de las 7,15 de la mañana del 30 de junio de 1908 una potente explosión devastó más de dos kilómetros de bosque en la región de Tunguska. La energía liberada fue de entre 10 y 15 megatones, unas mil veces la bomba de Hiroshima. Los testigos de aquel extraño incidente reportaron que un asteroide, un pequeño cometa o un fragmento de un cometa se habría estrellado en este remoto enclave de Siberia. Los habitantes de la región vieron una bola de fuego, procedente del sureste, que cruzaba el cielo a gran velocidad.
La explosión de Tunguska fue el mayor impacto de un objeto extraterrestre en época histórica. Tumbó unos 80 millones de árboles y sus ondas sísmicas fueron registradas por observatorios de todo el mundo. Durante dos días consecutivos las noches fueron tan brillantes que en Londres podía leerse el periódico en la calle a medianoche.
Más de un siglo después los científicos continúan hablando de aquel impacto cerca del río Podkamennaya Tunguska. Se propusieron varias hipótesis, desde un asteroide -idea suscrita por la mayoría, pese a la ausencia de restos- hasta la antimateria, pasando por la posibilidad de que una nave extraterrestre se estrellara, Idea propuesta por el científico Alexander Kazantsev en base a la radioactividad detectada.
Ahora, una maestra de una escuela de la ciudad de Zelenogorsk, en la región de Krasnoiarsk, ha divulgado a través del canal ruso Ren TV ser poseedora de uno de los mayores fragmentos del supuesto bólido que produjo la explosión .
La piedra fue encontrada por el esposo de la maestra siberiana. Lidia Kórshunova creyó que se trataba de una simple pieza de cristal verde y lo colocó en su acuario, donde el fragmento del meteorito ha pasado los últimos 30 años.
La verdadera naturaleza de la piedra se descubrió cuando la maestra decidió hacerle unas pruebas. Entonces los científicos siberianos oficialmente confirmaron que se trata de una reliquia.
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