Civilizaciones perdidas
25/05/2009 (13:13 CET)
Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)
LA FALLA DE BANDIAGARA Y EL ENIGMA DE LOS DOGÓN
Desde que el antropólogo francés Marcel Griaule (1898-1956) escribera un artículo acerca de los conocimientos astronómicos de un chamán de esta etnia lamado Ogotemmëli, los dogón se convirtieron en objetivo preferente para los investigadores del mundo del misterio. En la actualidad, todavía son muchas las incógnitas que rodean a este pueblo de Mali, uno de los más misteriosos del continente africano.
Hasta hace pocas décadas, apenas un puñado de etnólogos habían oído hablar de los dogones. Erich Von Däniken, Robert Temple, el arquitecto e ingeniero Eric Guerrier y otros investigadores de la paleo-astronáutica popularizaron este pueblo, que habita en una estrecha región de la República de Mali, en su mayoría en la impresionante falla de Bandiagara o la «Falaise», límite natural de la extensa franja meridional del Sahel, así como en sus semiáridos alrededores.
No fue hasta 1931 cuando una expedición francesa, encabezada por el para algunos «polémico» antropólogo Marcel Griaule, contactó de manera formal con ellos. Se ha asegurado que Griaule vivió durante 20 años con los dogones, cerca de la aldea de Sanga, lo que le valió ganarse su confianza y trabar una buena amistad con el sabio invidente Ogotemmëli, el cual, tras reconocer su buena fe, le hizo partícipe de sus extraños conocimientos astronómicos, así como de la «magia» y hermetismo de sus ceremonias secretas.
Hoy sabemos que no es cierto que el inquieto sabio francés viviera ininterrumpidamente todos esos años con el misterioso pueblo de Bandiagara, pues realizó diversas expediciones al País Dogón desde 1931 hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, en que se alistó como aviador en el ejército. Fue a partir de 1946 cuando posiblemente se estableciera de forma más o menos continuada en la zona, hasta su muerte en 1956.
No fue hasta 1931 cuando una expedición francesa, encabezada por el para algunos «polémico» antropólogo Marcel Griaule, contactó de manera formal con ellos. Se ha asegurado que Griaule vivió durante 20 años con los dogones, cerca de la aldea de Sanga, lo que le valió ganarse su confianza y trabar una buena amistad con el sabio invidente Ogotemmëli, el cual, tras reconocer su buena fe, le hizo partícipe de sus extraños conocimientos astronómicos, así como de la «magia» y hermetismo de sus ceremonias secretas.
Hoy sabemos que no es cierto que el inquieto sabio francés viviera ininterrumpidamente todos esos años con el misterioso pueblo de Bandiagara, pues realizó diversas expediciones al País Dogón desde 1931 hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, en que se alistó como aviador en el ejército. Fue a partir de 1946 cuando posiblemente se estableciera de forma más o menos continuada en la zona, hasta su muerte en 1956.
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