El Vaticano cambia las reglas de lo sobrenatural
El Vaticano prepara nuevas directrices para determinar la autenticidad de las apariciones marianas y otros fenómenos sobrenaturales
El próximo 17 de mayo, el Vaticano hará público un documento para evitar estafas sobre fenómenos sobrenaturales y apariciones de la Virgen. El Dicasterio para la Doctrina de la Fe quiere establecer así unas reglas claras con las que poder certificar este tipo de fenómenos. A principios de mayo, el Papa Francisco dio el visto bueno tras reunirse en privado con el Cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF), y el secretario de la Sección Doctrinal, monseñor Armando Matteo, encargados de presentar las nuevas directrices en una conferencia de prensa transmitida en vivo.
El primer paso para la creación de este documento se llevó a cabo en abril de 2023, cuando la Santa Sede instituyó un Observatorio de apariciones y fenómenos místicos ligados a la Virgen María en el mundo en la Pontificia Academia Mariana Internationalis (PAMI).
El objetivo de este observatorio era crear una base de datos mundial sobre estos inquietantes fenómenos sobrenaturales, compartir sus estudios y ayudar a formar un conocimiento crítico.
Para el Vaticano, el término "aparición" hace referencia, no tanto a espíritus, fantasmas o entidades diabólicas, sino a cuando una entidad divina, ya sea un santo, la Virgen María o el mismísimo Cristo, se dan a conocer a una persona. Un concepto recurrente en la Biblia que muchas confesiones cristianas consideran probable siga produciéndose en la actualidad.
De hecho, muchas lacrimaciones de imágenes, locuciones interiores, estigmas y otros fenómenos místicos siguen a la espera de un pronunciamiento sobre su autenticidad por parte de la autoridad eclesiástica.
"Hay que proteger a las personas de los engaños, de las estafas y también de los intentos de plagio porque a veces un falso vidente ,con la excusa de dar un mensaje de la Virgen o de Dios, puede realmente plagiar a las personas y condicionarlas" -alertaba hace un año la directora del Comité Científico, Sor Daniela Del Gaudio.
Sólo seis apariciones marianas gozan de la aprobación de la Iglesia Católica
Estos fenómenos sobrenaturales así como las supuestas apariciones marianas, de santos o del redentor, suelen ser documentadas y examinadas por la oficina del obispo diocesano para, posteriormente, ser enviadas a Roma para una mayor investigación.
A pesar de que se han producido centenares de apariciones en todo el mundo, sólo seis gozan de la aprobación de la Iglesia Católica. A saber: Nuestra Señora de Guadalupe (1531), Nuestra Señora de las gracias, en París (1830), las apariciones de la Virgen de la Salette, de 1846 en Francia, la aparición en 1858 de la Virgen de Lourdes a Bernardette Soubirous, la aparición en 1879 de la Virgen de Knock a un grupo de quince personas en Irlanda y, finalmente, las apariciones de la Virgen de Fátima en Portugal, en 1917.
No es extraño, pues, que la Santa Sede inste a la "extrema prudencia" antes de atribuir los fenómenos de aparición a una fuerza sobrenatural ya que atribuir demasiado rápido el origen divino o a sucesos inexplicables, puede dañar la fe y deformar las creencias. En un pueblecito cercano a Roma, Trevignano se llama, dicen que la Virgen se aparecía a una supuesta vidente cada tercer día del mes. Para estudiar bien el fenómeno, el obispo de la diócesis, monseñor Marco Salvi, creó una comisión que aconsejó no asistir a las reuniones mensuales convocadas por la vidente. ¿Por qué? Porque su mensaje no concuerda con el Evangelio, lo que para los especialistas hace aumentar las dudas sobre la autenticidad del fenómeno.
La normativa vigente para declarar sobrenatural un fenómeno o aparición se remonta a 1978, aunque no se hicieron públicas hasta diciembre de 2011.
El documento actual incluye cómo determinar si el vidente es un falsario, pero también autorizar las devociones o el culto que derive de la aparición. Se cree que el nuevo documento anunciado por la Oficina de Prensa del Vaticano otorgará mayor responsabilidad a las conferencias episcopales en el dictamen de estos fenómenos extraordinarios.
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