¿Huyó Hitler del búnker?
Documentos desclasificados demuestran que el FBI investigó a fondo los rumores de fuga de Hitler a Argentina ¿Acaso no murió Hitler en el búnker?
La mañana del 22 de abril de 1945, Berlín se consumía entre las llamas. Casi sesenta mil cañones y lanzacohetes disparaban fuego bajo las órdenes del general soviético Zhukov.
A escasos metros de la puerta de Brandeburgo y del Arco de la Victoria, en pleno corazón de la capital de Alemania, se encontraba el búnker de la Cancillería. En su interior, más de un centenar de personas acompañaban a Adolf Hitler en sus momentos finales. Enterrados en vida, a más de dieciséis metros de profundidad y repartidos en dos amplios pisos con multitud de habitaciones y estancias, disponían no sólo de aire, agua y suministro eléctrico autónomo, sino de un quirófano abarrotado de medicinas y de lujos superfluos, como licores, chocolates y víveres importados de distintos países.
El gran enigma
En una sala, Hitler se reunió con Jodl, Keitel y Bormann, tres importantes jerarcas nazis. El Führer dijo: «Veo que todo está perdido. Permaneceré en Berlín. Caeré aquí, en la Cancillería. De esta manera puedo servir mejor al pueblo alemán. Sería insensato proseguir la lucha». Todos esperaban que Hitler les informase de que había tomado la decisión de partir hacia el sur, al «reducto nacional» situado entre las montañas de Baviera y Austria, donde podría resistir durante meses. Pero no fue así. Sus compañeros intentaron convencerlo de que tenían que luchar «hasta que quedase un palmo de terreno». Sin embargo, Hitler insistió: «Fuera, fuera, váyanse al sur de Alemania. Yo me quedaré aquí».
Se sabe que hizo venir al bunker a un funcionario municipal para consumar su matrimonio con Eva Braun, su amante desde hacía una década. Goebbels y Martin Bormann harían de testigos del ceremonial nazi, según el cual debían jurar no padecer enfermedades hereditarias. Después de brindar, Hitler dictó su testamento.
Una unidad del contraespionaje soviético halló los restos quemados de Hitler en el jardín de la cancillería
Después de comer unos macarrones con tomate, junto a Braun y su secretaria, en torno a las tres y media de la tarde, se encerró con Eva Braun en su pequeño despacho. En la puerta montaba guardia un Sturbannfürher de las SS. Poco después se escuchó un disparo.
Esta versión de la historia, sin embargo, ha sido cuestionada antes de la toma de la ciudad pues, cuatro días antes de la rendición incondicional de Alemania, el 4 de mayo, una unidad del contraespionaje soviético, halló los restos quemados de Hitler y Braun en el jardín de la cancillería. ¿Eran realmente ellos?
A Stalin no le convenció, más allá de que estratégicamente la presunta huida de Hitler le convenía para sustentar que el Occidente capitalista protegía al canciller para usarlo como catalizador de los alemanes en un eventual conflicto contra la URSS. Stalin llegó a decirle a Harry Truman, a la sazón presidente de los EE.UU., que Hitler seguía vivo y estaba refugiado en España o Argentina.
De hecho, el 10 de junio de 1945, el Daily Express de Londres informó que «miembros oficiales de la legación japonesa en Suiza han declarado saber positivamente que Hitler está vivo y planea abandonar, en el momento oportuno, su escondite para encabezar el movimiento nacionalista germano».
Y un documento desclasificado en 2015, y descubiertos por el archivista de los Archivos Nacionales en College Park, Maryland, demuestra que el FBI envió, al menos dos informes, diciendo que el canciller alemán había ido a Argentina.
Como parte de una serie llamada “La caza de Hitler” los Archivos Nacionales el 17 de diciembre de 2015 dos informes del FBI que analizan los rumores de que Hitler seguía vivo y había viajado a Argentina.
Hitler estuvo en Zaragoza y Cantabria antes de partir hacia Argentina, según el investigador Abel Basti
Según el especialista argentino Abel Basti, el Führer estuvo varios días en España e incluso mantuvo importantes reuniones con un reducido grupo de personas, antes de salir hacia Argentina. En Zaragoza, por ejemplo, estuvo escondido durante un tiempo en Aula Dei, un monasterio cartujo en la carretera de Barcelona, a la entrada de Zaragoza. También en la localidad de Somo, a orillas del mar, en la región de Cantabria. El lugar donde se alojó, junto a Eva Braun, era una pequeña hostería, que hoy ya no existe, llamada Las Quebrantas.
Un documento, enviado desde Buenos Aires el 14 de julio de 1945, informaba acerca de “una fuente de confiabilidad desconocida” que aseguraba que “Hitler fue desembarcado en Argentina aproximadamente el 20 de junio, que tenía el rostro desfigurado” y que un militar argentino tenía previsto escoltarlo a un “escondite secreto en territorio chaqueño”.
Un segundo documento decía que un actor de cine de Hollywood había hablado con un hombre que "fue uno de los cuatro que se encontraron con Hitler y su partido cuando arribaron de submarinos a Argentina dos semanas y media después de la caída de Berlín", el informe, está fechado el 14 de agosto de 1945, del FBI en Los Ángeles.
Según el investigador gallego José Lesta, el análisis genético del fragmento de calavera atribuido a Hitler deparó, además, una enorme sorpresa: no pertenece al dictador alemán, sino a una mujer.
Este dato y otros surgidos en los últimos tiempos atentan contra la verdad oficial, según la cual el Führer se habría suicidado en su búnker y, poco después, militares soviéticos habrían hallado su cuerpo.
Libros Recomendados: ¿MURIÓ HITLER EN EL BUNKER? de Erik Frattini.
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