Conspiraciones
22/07/2013 (09:04 CET)
Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)
CONTROL MENTAL PLANETARIO
Por Miguel PedreroLas élites financieras llevan décadas «fabricando» en la sombra un gobierno secreto mundial, que en la actualidad ya maneja en gran medida los resortes económicos y políticos del planeta. Sin embargo, para ello es necesario controlar los pensamientos de los masas, «matando» su sentido crítico. Por esta razón, los dueños del mundo pusieron en marcha una serie de poderosas instituciones que son financiadas con miles de millones de dólares cada año, a fin de ejecutar ciertas operaciones de guerra psicológica contra la población. En el siguiente reportaje mostramos en qué consisten
Nacido en 1915, el poderoso banquero David Rockefeller se convirtió en el máximo exponente mundial de la globalización política y económica, cuestión que tanto él como el resto de los miembros del clan familiar siempre tuvieron como uno de sus principales objetivos. Dicha finalidad mundializadora, que pretendía el fin de los estados-nación y el nacimiento de superestructuras políticas que no se encontraran bajo el control de la ciudadanía, sino de grandes corporaciones transnacionales –tal como está ocurriendo hoy en día–, contó desde el principio con la colaboración de otras poderosas familias de banqueros como los Morgan, los Rothschild o los Warburg.
Estos clanes de financieros estuvieron detrás de la creación en 1954 del Club Bilderberg, del que tanto hemos publicado en las páginas de AÑO/CERO. Desde entonces, una vez al año se reúnen en un punto diferente del mundo líderes políticos, directivos y propietarios de las más importantes multinacionales del planeta e intelectuales del «sistema», a fin de llegar a acuerdos y tomar decisiones conjuntas respecto a ciertos temas de calado internacional. Pero el Club Bilderberg, a pesar de su innegable influencia en el devenir mundial, constituye sólo uno de los «peones» de la élite mundial para imponer un sistema político-económico controlado por una serie de transnacionales y entidades financieras, en el que la democracia tal como la entendemos ya no tendría razón de existir.
EL GOBIERNO INVISIBLE
En 1923, el padre de David, John D. Rockefeller, contrató a un equipo de asesores con el único cometido de fichar para su empresa a individuos influyentes en distintos ámbitos del mundo occidental. Para tal cometido creó la Fundación Rockefeller, que desde su nacimiento constituyó la fuente de financiación de los más importantes think-tanks (tanques de pensamiento) del planeta. Dichas organizaciones ejercen una influencia capital en gobiernos y medios de comunicación de medio mundo. Es más, periódicos, radios, televisiones, partidos políticos, universidades y otras instituciones, tanto públicas como privadas, reciben ayudas y financiación de los más poderosos think-tanks, que vendrían a ser algo así como los creadores en la sombra de la llamada opinión pública y de la ideología dominante en la actualidad.
Son gobiernos en la sombra. De hecho, en lo que se ha bautizado como el efecto de las puertas giratorias, prominentes miembros de estos tanques de pensamiento suelen terminar ocupando relevantes cargos políticos, académicos o en consejos de administración de empresas, para retornar luego a su puesto en el think tank de turno, una vez logrado el objetivo para el que fueron promocionados en su momento.
En 1973, David Rockefeller decidió crear la mayor «multinacional ideológica» del planeta. Para ello organizó una reunión de dos días –el 23 y el 24 de junio de 1972– en su mansión de Pocantico Hills, situada a unos cuarenta kilómetros de Nueva York, a la que acudieron prominentes políticos y financieros. El fin de dicha «multinacional ideológica», bautizada como Comisión Trilateral –pues agrupa a algunos de los personajes más poderosos e influyentes de Europa, EE UU y Japón–, tal como declaró años después de sus creación el propio Rockefeller en un alarde de sinceridad, es «sustituir a la soberanía de los pueblos por una élite de técnicos y financieros que gobierne en la sombra». Casi nada (Continúa en AÑO/CERO 277).
Estos clanes de financieros estuvieron detrás de la creación en 1954 del Club Bilderberg, del que tanto hemos publicado en las páginas de AÑO/CERO. Desde entonces, una vez al año se reúnen en un punto diferente del mundo líderes políticos, directivos y propietarios de las más importantes multinacionales del planeta e intelectuales del «sistema», a fin de llegar a acuerdos y tomar decisiones conjuntas respecto a ciertos temas de calado internacional. Pero el Club Bilderberg, a pesar de su innegable influencia en el devenir mundial, constituye sólo uno de los «peones» de la élite mundial para imponer un sistema político-económico controlado por una serie de transnacionales y entidades financieras, en el que la democracia tal como la entendemos ya no tendría razón de existir.
EL GOBIERNO INVISIBLE
En 1923, el padre de David, John D. Rockefeller, contrató a un equipo de asesores con el único cometido de fichar para su empresa a individuos influyentes en distintos ámbitos del mundo occidental. Para tal cometido creó la Fundación Rockefeller, que desde su nacimiento constituyó la fuente de financiación de los más importantes think-tanks (tanques de pensamiento) del planeta. Dichas organizaciones ejercen una influencia capital en gobiernos y medios de comunicación de medio mundo. Es más, periódicos, radios, televisiones, partidos políticos, universidades y otras instituciones, tanto públicas como privadas, reciben ayudas y financiación de los más poderosos think-tanks, que vendrían a ser algo así como los creadores en la sombra de la llamada opinión pública y de la ideología dominante en la actualidad.
Son gobiernos en la sombra. De hecho, en lo que se ha bautizado como el efecto de las puertas giratorias, prominentes miembros de estos tanques de pensamiento suelen terminar ocupando relevantes cargos políticos, académicos o en consejos de administración de empresas, para retornar luego a su puesto en el think tank de turno, una vez logrado el objetivo para el que fueron promocionados en su momento.
En 1973, David Rockefeller decidió crear la mayor «multinacional ideológica» del planeta. Para ello organizó una reunión de dos días –el 23 y el 24 de junio de 1972– en su mansión de Pocantico Hills, situada a unos cuarenta kilómetros de Nueva York, a la que acudieron prominentes políticos y financieros. El fin de dicha «multinacional ideológica», bautizada como Comisión Trilateral –pues agrupa a algunos de los personajes más poderosos e influyentes de Europa, EE UU y Japón–, tal como declaró años después de sus creación el propio Rockefeller en un alarde de sinceridad, es «sustituir a la soberanía de los pueblos por una élite de técnicos y financieros que gobierne en la sombra». Casi nada (Continúa en AÑO/CERO 277).
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