Visiones antes de la muerte
Son muchas las personas que aseguran haber sido visitadas por familiares, amigos e incluso figuras religiosas en los momentos previos a su muerte. Por Jesús Ortega.
Fallecidos que se presentan ante familiares y amigos para llevárselos al más allá. Son muchas las personas que aseguran haber sido visitadas por familiares, amigos e incluso figuras religiosas en los momentos previos al óbito. A diferencia de las experiencias cercanas a la muerte, las experiencias al final de la vida tienen lugar cuando el paciente aún está vivo y en pleno uso de sus facultades mentales, ¿Qué son, por tanto, estas visiones que han reclamado el interés de la ciencia? A continuación, ofrecemos en exclusiva una serie de casos inéditos…
Resulta paradójico que una certeza tan absoluta como la muerte genere en el ser humano tanta angustia, incertidumbre y desasosiego. Probablemente se trata de uno de los hechos que más mitos y leyendas ha generado desde el origen de los tiempos. Así nos encontramos con multitud de mensajeros de la muerte: humanos, animales o personajes legendarios, que servían como presagio de la parca. Cuando éstos aparecían, la muerte rondaba cerca.
"Mi madre ha venido a verme"
Por ejemplo, cuando un guerrero nórdico veía en el campo de batalla una valquiria, la guerrera que servía a Odín, había de suponer que su propio fin o el de un compañero se avecinaba; algo parecido a lo que representaban los lobos o los búhos en el Imperio Romano. Cuando uno de estos animales burlaba los muros de la ciudad y entraba solo en mitad de la noche emitiendo su singular aullido o canto, dependiendo del animal, era interpretado como símbolo de mal agüero, de que los dioses habían abandonado al emperador y esto podía traducirse en problemas sociales, políticos e incluso la muerte.
Pero si ha habido un animal sinónimo de muerte ha sido el cuervo, presente en tantas culturas como mensajero de «la igualadora». Se dice que para los Habsburgo, la presencia de cuervos era un mensaje irreversible de fallecimiento; o que el propio Van Gogh los utilizaba en sus obras como simbólica representación de ésta. Pero no son los únicos animales que han servido como mensajeros de un billete al más allá; recordemos la leyenda del perro negro del Escorial que atormentaba a Felipe II, y cuya imagen también ha sido traducida como un pasaje a la otra vida.
Resultado del intento por controlar y dominar la muerte son textos como El Libro de los Muertos egipcio, una especie de manual de instrucciones para superar las diversas pruebas que el difunto tendrá que pasar una vez fallecido. Cita aparte merecen también los ars moriendi, una serie de obras surgidas en Europa a finales del siglo XV. Su finalidad era la de enseñar a morir cristianamente. En ellos aparecen ilustraciones en las que podemos ver a los ángeles y a los demonios luchando por ver quién se lleva el alma del difunto. Son muchos los ejemplos de textos, mitos y leyendas que han intentado profundizar en los últimos instantes de nuestra vida para revelar qué sucede. Os proponemos conocer de primera mano una serie de casos de las conocidas como experiencias al final de la vida, durante las cuales, en los meses, semanas, días e incluso horas antes de morir, la persona a punto de fallecer dice ver a familiares, amigos, mascotas e incluso seres espirituales que sirven como síntoma de que la muerte está próxima.
Mercedes Moreno falleció el 1 de julio de 2004 a la edad de 66 años. Desde semanas atrás hacía unas extrañas afirmaciones. Su hija nos recuerda que durante la visita de un familiar días antes del fallecimiento, Mercedes dijo algo que los dejó a ambos muy extrañados. Cuando el visitante, primo de Mercedes, ya se marchaba, ésta lo llamó: «Leopoldo, ven». El hombre giró sobre sus pasos y se dirigió de nuevo hacia el salón, donde Mercedes estaba sentada. Cuando preguntó qué sucedía, respondió: «Mira, mi madre ha venido a verme, ¿la ves?», tal y como nos cuenta su hija. Pero no fue, ni mucho menos, la única ocasión en la que refirió tales presencias. En los días previos a su óbito, Mercedes comentaba a menudo que su madre y su padre «venían a verla».
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