Ciencia
22/05/2013 (17:22 CET)
Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)
TRANSHUMANISMO: PRONTO SEREMOS MÁQUINAS
Miguel Ángel RuizDe todos los misterios habidos en el universo, aquel que se ha erigido como el rey de la creación –el ser humano–, pareciera ser el mayor enigma. Este orgulloso animal racional, desconocedor de sí mismo, ¿es una obra terminada?, ¿hay un hombre del futuro que nos reemplace igual que sucedimos al simio? Pues sí, lo hay, pero ya deja de ser hombre para convertirse en máquina. Os presentamos a Neil Harbisson, el Adán del transhumanismo.
Charles Darwin postuló que todas las especies de seres vivos evolucionaron a partir de un antepasado común, mediante un proceso denominado selección natural. Esta teoría, expuesta en El origen de las especies por medio de la selección natural (1859), sigue siendo una teoría fundamental en la percepción biológica de la vida. El concepto de la evolución de las especies, inherente al de selección natural, se acepta como gran verdad indiscutible, aunque no sin controversias al respecto. Sin embargo, cabe preguntarse: ¿se trata de un principio universal? ¿Puede verse anulada esta teoría en ciertos contextos? ¿Llegará el hombre a ser una excepción a la selección natural?
En la época en que se asentaron las bases de la evolución, no se conocían muchos de los adelantos tecnológicos de la actualidad, avances que, a día de hoy, hacen que la teoría deje de cumplirse en el ser humano.
HACIA LA EVOLUCIÓN ARTIFICIAL
Los grandes progresos médicos favorecen que individuos que hubieran muerto sin descendencia en un entorno salvaje, ahora vivan protegidos en el seno de sociedades seguras. Así, su ADN se transmite y deja de haber selección genética. Avances como implantes, prótesis, vacunas, operaciones quirúrgicas y la incipiente ingeniería genética avalan dicha hipótesis. Hoy, como en ningún otro momento de la historia, el hombre se está a empezando a diseñar a sí mismo. Y esto es interrumpir la evolución «natural» para dejar paso a la «artificial». Pero, ¿cómo será el hombre resultante de esa evolución controlada?
Si el bíblico Adán está considerado el primer hombre, un británico llamado Neil Harbisson podría ser el primer transhumano. Harbisson (Belfast, 1982) nació con una enfermedad congénita no progresiva denominada «acromatismo». Debido a una anomalía en las células fotoreceptoras de su ojo, Neil sólo es capaz de ver en blanco y negro.
En 2002, a Harbisson se le implantó un eyeborg, un ojo biónico que le ayuda a percibir el color mediante una serie de sonidos. Este implante le convierte en una conjunción de hombre y máquina, un cyborg (del inglés, organismo cibernético). De hecho, Neil es el primer cyborg reconocido por un gobierno. Y es cofundador y presidente de la Cyborg Foundation, cuya misión es promover el uso de tecnología cibernética en humanos.
Harbisson y su fundación no son sino elementos de un movimiento más amplio, el transhumanismo (Continúa en AÑO/CERO 274).
En la época en que se asentaron las bases de la evolución, no se conocían muchos de los adelantos tecnológicos de la actualidad, avances que, a día de hoy, hacen que la teoría deje de cumplirse en el ser humano.
HACIA LA EVOLUCIÓN ARTIFICIAL
Los grandes progresos médicos favorecen que individuos que hubieran muerto sin descendencia en un entorno salvaje, ahora vivan protegidos en el seno de sociedades seguras. Así, su ADN se transmite y deja de haber selección genética. Avances como implantes, prótesis, vacunas, operaciones quirúrgicas y la incipiente ingeniería genética avalan dicha hipótesis. Hoy, como en ningún otro momento de la historia, el hombre se está a empezando a diseñar a sí mismo. Y esto es interrumpir la evolución «natural» para dejar paso a la «artificial». Pero, ¿cómo será el hombre resultante de esa evolución controlada?
Si el bíblico Adán está considerado el primer hombre, un británico llamado Neil Harbisson podría ser el primer transhumano. Harbisson (Belfast, 1982) nació con una enfermedad congénita no progresiva denominada «acromatismo». Debido a una anomalía en las células fotoreceptoras de su ojo, Neil sólo es capaz de ver en blanco y negro.
En 2002, a Harbisson se le implantó un eyeborg, un ojo biónico que le ayuda a percibir el color mediante una serie de sonidos. Este implante le convierte en una conjunción de hombre y máquina, un cyborg (del inglés, organismo cibernético). De hecho, Neil es el primer cyborg reconocido por un gobierno. Y es cofundador y presidente de la Cyborg Foundation, cuya misión es promover el uso de tecnología cibernética en humanos.
Harbisson y su fundación no son sino elementos de un movimiento más amplio, el transhumanismo (Continúa en AÑO/CERO 274).
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