La vida alienígena podría alimentarse de rayos cósmicos
Una investigación sugiere que en planetas lejanos a estrellas, los rayos cósmicos sería la fuente de energía empleada por microbios similares a algunos encontrados en la Tierra y que viven gracias a la descomposición del uranio.
Los astrobiólogos han fijado recientemente su atención en un extraño microbio denominado Desulforudis audaxviator, una bacteria descubierta a 3 kilómetros de profundidad en una mina de oro de Sudáfrica y que parece vivir de la energía que obtiene de la descomposición radiactiva del uranio. Dimitra Atri, un astrobiólogo del «Blue Marble Space Institute of Science» en Seattle (Estados Unidos) ha publicado en la revista Science que este microorganismo podría ser una prueba de que el espacio está poblado por microorganismos similares.
Mediante una simulación por odenador Atri ha llegado a la conclusión que la vida pudo aprender a aprovechar una fuente de radiación muy abundante en el espacio como los rayos cósmicos (GCRs, en inglés).
Esta fuente de radiación de muy alta energía se origina más allá del Sistema Solar, probablemente en explosiones de supernovas y en núcleos activos de galaxias, o sea, en agujeros negros supermasivos y dado que esta radiación llega a los planetas podrían internarse en las profundidades del subsuelo.
Los rayos cósmicos podrían ser la fuente de energía de estas extravagantes formas de vida.
Se podría decir que la vida está conformada por seres vivos consumidores, que obtienen la materia orgánica y los nutrientes de otros organismos, y seres vivos productores primarios, que sintetizan su materia orgánica por sí mismos. Entre estos, están por ejemplo las bacterias y las plantas que son capaces de hacer la fotosíntesis y de obtener energía de la luz del Sol, y también los microorganismos que pueden obtener la energía de algunos productos químicos.
Hay bacterias capaces de respirar metales (en vez de oxígeno) y de usar el hidrógeno molecular o la materia orgánica como fuentes de energía.
Según Dimitra Atri, este constante flujo de radiación cósmica podría ser aprovechado por algún tipo de forma de vida alienígena, pero solo en planetas con atmósferas más tenues y con campos magnéticos débiles, puesto que ambos escudos frenan los rayos cósmicos.
Atri no se ha limitado a lanzar su imaginación al cosmos. En vez de eso, ha usado simulaciones por ordenador para estimar cuál sería el flujo de energía de los rayos cósmicos en varios mundos. Y, tal como ha publicado en «Royal Society Interface», en teoría la energía resultante dentro del subsuelo sería suficiente para alimentar a pequeñas formas de vida. Por eso, en su opinión, «no puede descartarse que existieran formas de vida así».
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