DIOS EXISTE: LAS 20 MEJORES EVIDENCIAS
Numerosos Premios Nobel, incluidos varios de los «padres» de la Física Cuántica, declararon abiertamente que sus investigaciones apuntan a la existencia de una Inteligencia Cósmica, responsable del nacimiento del universo, de ajustar las fuerzas fundamentales que lo rigen y, según un buen puñado de biólogos, incluso del nacimiento de la vida en la Tierra. En el presente reportaje no sólo aportamos las pruebas que indican tal posibilidad, sino que ahondamos en el modo en que esa Fuerza Universal mantiene el equilibrio de la creación Por Miguel Pedrero
La existencia del cosmos es imposible y la de los seres humanos ni digamos. Roger Penrose, prestigioso físico y matemático de la Universidad de Oxford, señala que sólo existe una posibilidad entre 10 elevado a 10 y elevado a 123 de que nuestro universo presente tal perfección y precisión. Se trata de una probabilidad tan increíblemente pequeña que ni siquiera podemos hacernos una idea. Por ejemplo, el cosmos entero contiene aproximadamente 10 elevado a 78 átomos, una cifra infinitamente menor que la señalada anteriormente, lo que ha llevado a numerosos científicos de primera fila a defender la existencia de Dios, una Fuerza Creadora, una Inteligencia Universal, una Conciencia Cósmica o cómo lo queramos denominar. En realidad, alguna clase de energía inteligente responsable de crear el germen inicial de nuestro universo (y quizá también de otros paralelos) y dotarlo de ciertas leyes físicas que hagan posible su realidad. El astrofísico George Greenstein apoya esta idea: «Cuando estudiamos todas las pruebas, surge con insistencia el pensamiento de que ha de estar implicado algún agente sobrenatural». Cada vez son más los científicos de distintos campos que muestran públicamente su convencimiento en la existencia de Dios, no arrastrados por la fe sino tras analizar racionalmente toda una serie de evidencias en disciplinas como la astrofísica, la física cuántica o la biología. Algunas de las pruebas más importantes son:
1. UN ORDEN INEXPLICABLE
«Las investigaciones científicas recientes sobre la estructura fina del universo (su sorprendente orden) demuestran que la materia inicial y las leyes de la naturaleza tenían que presentar cualidades realmente especiales para que en el mismo pudiera evolucionar la vida». Quien así se expresa es Richard Swinburne, profesor emérito de Filosofía en la Universidad de Oxford, que se ha ocupado de estudiar las implicaciones de dicho ajuste fino o perfecto del cosmos, llegando a la conclusión de que la única explicación es la acción de una Fuerza Creadora. Y es que toda la materia (partículas subatómicas, átomos, moléculas, minerales, organismos, planetas…) posee unas características tan enormemente precisas para su existencia que la lógica indica que nada de eso debería ser real. Por citar tan solo uno de los millones de ejemplos que podríamos presentar: si la masa del protón variase en un ínfimo porcentaje, no habría átomos y, por lo tanto, tampoco materia ni nosotros existiríamos.
2. LA SUPERMENTE OCULTA TRAS LA FÍSICA
El carbono constituye la base fundamental de las moléculas orgánicas propias de todos los seres vivos. Sir Alfred Hoyle, uno de los astrofísicos más prestigioso de todos los tiempos, propuso que el carbono debía de tener un índice de resonancia energética concreto que hiciera posible su formación a partir de la combinación de los núcleos de átomos de helio y de berilio. Ese nivel determinado de resonancia –entendida como el equilibrio entre diferentes factores que permiten el acontecimiento de ciertas circunstancias–, tal como había predicho Hoyle, se confirmó tiempo después gracias a los trabajos desarrollados por especialistas del Instituto Tecnológico de California. Uno de ellos, William Fowler, acabó obteniendo el Premio Nobel de Física por sus estudios en dicho campo.
También el oxígeno posee un nivel de resonancia muy preciso, de modo que no demasiado carbono acaba transformándose en oxígeno, preservando así los niveles adecuados de carbono para la existencia de moléculas orgánicas. El propio Hoyle, maravillado por los datos proporcionados por las distintas ciencias, llegó a afirmar lo siguiente: «Una interpretación obvia de los hechos sugiere que una superinteligencia ha jugado con la física, la química y la biología, y que en la naturaleza no hay fuerzas ciegas dignas de mención. Las cifras que calculamos a partir de los hechos me parecen tan abrumadoras que ponen este asunto casi fuera de toda duda». Hoyle no solo consideraba imposible la formación del cosmos sin la acción de alguna clase de Inteligencia Creadora, sino también el surgimiento de la vida en nuestro planeta. «La posibilidad de que los aminoácidos de una célula humana se puedan unir al azar es matemáticamente absurda. La falta de credibilidad de la casualidad es matemáticamente demostrable con esta analogía: ¿Cúales son las posibilidades de que un tornado pase por un montón de basura que incluya todas las partes de un avión, y provoque que accidentalmente se junten y formen un avión listo para despegar? (…) La vida no puede haberse creado por casualidad. Hay una Inteligencia coexistente con el universo, y esa Inteligencia y el universo se necesitan mutuamente»… (Continúa en AÑO/CERO 303).
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